jueves, 12 diciembre 2024

El futuro de la aviación de combate en España

Alrededor de 40 cazas de quinta generación y fabricación norteamericana F-35 y casi un centenar de Eurofighter asegurarán la defensa aérea de España en la próxima década.

La comparecencia del 21 de octubre de la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, en la comisión de defensa del Congreso, vino a ratificar la extraña política de este gobierno el lo relativo a los asuntos militares. Al igual que sucede con la ayuda que se está prestando a Ucrania, se hacen muchas cosas pero no se dice casi nada. ¿Discreción, miedo a la opinión pública, a los socios de gobierno,…? Quizás un poco de todo. En cualquier caso el gobierno intenta despistar en lo que es para todos, a estas alturas, un secreto a voces.

El caso de la renovación de la aviación de combate, que tratamos de esclarecer en este artículo, es un claro ejemplo de esta extraña política de comunicación del Ministerio de Defensa. En los Presupuestos Generales del Estado para 2023, aparecen, negro sobre blanco, las cantidades asignadas a la compra de los sustitutos de los F-18 del Ejército del Aire y los Harrier de la Armada. Un total de 10.750 millones de euros hasta 2028. Sin embargo, la secretaria de Estado, en sede parlamentaria, evita hablar del F-35 y afirma que las fuerzas armadas “elegirán el mejor sustituto” para los F-18 y los Harrier, cuando de todos es sabido que para sustituir al Harrier solo hay una opción. El avión norteamericano de Lockheed Martin, el F-35B.

Quizás, el gobierno que salga de las próximas elecciones, sea el que sea, sea el que anuncie oficialmente lo que aparece en los Presupuestos Generales del Estado de 2023.

Fuentes bien informadas confirman que esos fondos presupuestados corresponden a la compra de una docena de F-35B, de aterrizaje vertical, para sustituir a los Harrier de la Armada, que operan desde el portaaeronaves Juan Carlos I, un escuadrón de 18 aviones F-35A para el Ejército del Aire y otros 30 cazas europeos Eurofighter de última generación, que completarán a los 20 adquiridos en el marco del Proyecto Halcón, de sustitución de los F-18 basados en Canarias. Con estos alrededor de 30 nuevos Eurofighter, probablemente, se sustituirán los Eurofighter de primera generación, menos de veinte aparatos, quedando unos 80 aviones de este modelo en servicio. Suficientes para formar cinco escuadrones con los que operar desde las bases de Gando, Morón, Albacete y Zaragoza o Torrejón.

Si todo esto acaba por concretarse, a lo largo de la próxima década, España podría contar con una renovada aviación de combate embarcada, un escuadrón de aviones de combate de quinta generación basados en tierra y un buen número de Eurofighter de las últimas versiones, capaces de dar un apoyo considerable a esos cazas de primera línea. Una aviación de combate acorde a las necesidades de España y las lógicas exigencias de nuestros aliados, que contribuirá de manera decisiva a asegurar la paz y la seguridad de los españoles en las próximas décadas.