La primavera y el verano, es una época delicada en la que las intoxicaciones alimentarias son muy frecuentes. Suben las temperaturas y esto favorece la proliferación de microorganismos que pueden entrar en contacto con los alimentos que comemos. Esto puede provocar problemas de salud muy desagradables como salmonelosis, enteritis (inflamación del tubo digestivo) o el conocido anisakis.
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El pollo es una de las carnes con peor fama en lo que se refiere a intoxicaciones. La composición de su carne tiene un gran contenido de agua, por lo que es mucho más dada a contaminarse durante su manipulación. En muchos casos puede tener presencia de salmonella y campylobacter que provocan molestias, intoxicaciones con síntomas gastrointestinales. Para evitar este mal momento es fundamental elegir bien el producto y evitar versiones procesadas como salchichas o hamburguesas. Además, hay que procurar cocinar muy bien la carne.