Airbnb implosiona y su modelo se da por agotado

Airbnb es el modelo disruptivo para competir directamente con los hoteles, pero sin tener que abonar cuotas a la Seguridad Social al no tener trabajadores ni camareras de limpieza, ni invertir en medidas contraincendios, entre otras, como se obliga a los establecimientos reglados. En Bolsa, la caída de Airbnb alcanza el 40% desde los máximos históricos de 2018.

La compañía ha vivido uno de los momentos más dulces con la pandemia. Numerosas familias cambiaron su vivienda para irse a casas con jardín e incluso piscina, una tendencia que se ha mantenido hasta finales 2022. Los pisos de las grandes ciudades quedaban así a merced de la plataforma de alquiler de temporada, un modelo que ha encarecido el precio de los alquileres al agotar la oferta hasta estrangularla por completo.

Si los propietarios de los pisos de Airbnb deciden vender, sería el fin de la plataforma

No obstante, el modelo de Airbnb se da ya por agotado a tenor de las últimas cifras disponibles de viviendas. La inflación y la recesión en EE UU han hecho estragos en las familias y pronto se instalará en Europa con una «recesión más prolongada y profunda de lo previsto», según puntualizan analistas y economistas consultados por MONCLOA. En España, Airbnb aún no registra este problema debido a que sus pisos necesitan licencia, como en Barcelona; pero no se descarta que pueda sufrir en el caso de que la pérdida de poder adquisitivo se mantenga en el tiempo.

LA RECESIÓN Y LA NECESIDAD DE INGRESOS, EL PELIGRO PARA AIRBNB

Los elevados tipos de interés, a uno y otro lado del Atlántico, para tratar de contener una inflación provocada precisamente por los mismos bancos centrales –Reserva Federal y el Banco Central Europeo– han provocado la estampida de las familias, que se han comido literalmente sus ahorros y tienen cerrado el grifo de la banca para contratar hipotecas.

El precio de las viviendas, además, cae de forma significativa en la primera potencia del mundo, como también lo está haciendo en los países del norte de Europa. En España se espera este descenso, pero las empresas y especialmente los particulares se resisten a hacerlo. En contra, los alquileres se han disparado a máximos históricos.

Con este entorno francamente desfavorable para las aspiraciones de Airbnb, los clientes comienzan a retirar sus viviendas de la plataforma, al mismo tiempo que la contratación de las que quedan caen con fuerza. «No hay dinero para pagar los gastos corrientes, menos aún para irte una semana o dos de vacaciones», han señalado las fuentes consultadas.

Airbnb y la brecha con el mercado inmobiliario real
Airbnb y la brecha con el mercado inmobiliario real

«El colapso de Airbnb es un hecho», han destacado las mismas fuentes. Según las cifras de la compañía, los ingresos se han desplomado casi un 50% en ciudades como Austin o Phoenix.

EL DESPLOME DE INGRESOS A TRAVÉS DE AIRBNB RONDA EL 50%

En San Antonio, el desplome alcanza el 43% y cerca de un 40% en otras zonas como Asheville, Salisbury, Nashville o Denver. La caída recorre EE UU de costa a costa, desde Orlando a California, pero también de norte a sur del país.

En este sentido, Airbnb ha pasado de ser un refugio en la pandemia a convertirse en una pesadilla para el mercado inmobiliario. Las viviendas inscritas en la plataforma duplican a la oferta de alquiler. «Si los propietarios de los pisos de Airbnb deciden vender, sería el fin de la plataforma», advierten las fuentes consultadas. Este hecho ha provocado en gran parte la caída del precio de la vivienda. El colapso en Phoenix, considerada la «zona cero» para Airbnb, el número de alquileres a corto plazo es más del doble que el de anuncios de alquiler a largo plazo.

La venta forzada de estas viviendas ante la recesión, el alza de tipos y la inflación en EE UU tan sólo será la puntilla a la compañía. «Es una mezcla explosiva», apunta Nick Gerli, consejero delegado de Re:venture consulting, especializada en la lectura de datos, y que ha alertado del estallido la gran burbuja inmobiliaria para este 2023, con un desplome de precios de entre el 35% y el 40%.

LOS PROPIETARIOS SE REFUGIAN AHORA EN EL ALQUILER

En las zonas donde el modelo de negocio de Airbnb peligra se han registrado una fuerte pérdida de poder adquisitivo. Uno de los casos más llamativos se ha registrado en Sevierville, en el corazón del macizo de las Smokey Mountains. En el condado existen diez veces más Airbnb que casas listas para la venta, pero los ingresos reales de la zona se han desplomado un 50%. «Los propietarios tendrán que verse obligados a vender para mantener gastos», ha advertido.

Esta misma situación se da en Texas, Idaho y Oregón, incluso en las zonas más próximas al parque de Yellowstone, como en Tennessee o Montana, donde se ha registrado un menor turismo, mientras se ha disparado en los últimos años el número de viviendas en Airbnb.

«La tendencia es más amplia que una simple caída estacional», ha advertido. De hecho, la salida natural a esta situación sería retirar el alquiler de Airbnb para poner el inmueble o en venta o en alquiler a largo plazo. Las cifras muestran que la oferta de alquileres de este tipo se ha ampliado, mientras Airbnb tiene los suyos completamente parados, pero cobrando por ellos.

LOS PROPIETARIOS JÓVENES, SIN MARGEN DE MANIOBRA

Los peor parados, a juicio de este experto, serán quienes compraron las viviendas hace uno o dos años, es decir, en plena pandemia. «Entraron a precios altos, con una cuota mensual elevada y sin margen de error», apostilla. Estas viviendas serían las primeras en venderse. Los más veteranos tienen un mayor margen de maniobra y están menos inclinados a vender.

La principal petición de estos propietarios es que «Airbnb pueda capear el temporal». «Para personas mayores como yo, alquilo mi casa cuando viajo. Airbnb es un buen sitio para obtener ingresos adicionales. Mi experiencia ha sido maravillosa», señalan. Las mismas voces que esperaban que el hundimiento del precio del precio de la vivienda en la burbuja de 2008 fuera pasajero, un bache. En esta situación, con una recesión más prolongada y unos bancos centrales decididos para frenar la economía, ni Airbnb está a salvo.