El diagnóstico de la reconocida especialista en psiquiatría, Victoria Pérez Restrepo, sobre el desarrollo de la inteligencia emocional

El concepto de inteligencia emocional, con el paso de los años, se ha ido popularizando gracias a innumerables estudios e investigaciones que colocan a las competencias emocionales en el mismo grado de importancia que la habilidad para resolver problemas lógicos.

Se trata de la capacidad que tienen los individuos de percibir, expresar, comprender y gestionar las emociones, tanto en sí mismos como en otros. Este no es un rasgo connatural, sino que puede evolucionar durante toda la vida.

Por eso, a la hora de cómo desarrollar la inteligencia emocional, la reputada psiquiatra Victoria Pérez hace especial hincapié en la importancia de la corteza prefrontal del cerebro.

El desarrollo de la inteligencia emocional para conseguir bienestar y relaciones más sanas

La capacidad que tiene el ser humano de relacionarse con sus emociones y con los demás resulta hoy en día clave para alcanzar un bienestar personal, mejorar la salud mental, desarrollarse profesionalmente y cultivar relaciones sociales saludables.

El desarrollo de esta habilidad contribuye a entender la manera en la que el individuo puede incidir de un modo adaptativo e inteligente tanto en su propio aspecto emocional como en la interpretación de los estados emocionales ajenos. 

La inteligencia emocional está definida por algunos elementos esenciales como la autoconciencia de percibir sentimientos y emociones internas; el autocontrol de regular los propios impulsos y de aprender a adaptarse; la motivación intrínseca por encima de recompensas externas; la capacidad de conectar con las emociones y ponerse en el lugar de la otra persona (empatía); y las habilidades sociales como ejercer una comunicación clara, gestionar conflictos e influir sobre el resto.

Según evidencias científicas, la facultad de reconocer y gestionar lo emocional no es común en todos y varía en cada sujeto conforme a algunos factores como la crianza, experiencias infantiles y el componente genético.

Sin embargo, con ayuda profesional y esfuerzo, pueden desarrollarse varios procesos como la autoevaluación, aprender a etiquetar una emoción, conocer a qué circunstancias se es más sensible, practicar la escucha activa, analizar el vínculo con el entorno; ejecutar estrategias de respiración, movimiento y meditación, etcétera.

La corteza prefrontal: “el director de orquesta” de las emociones

Victoria Pérez Restrepo es una reconocida especialista en psiquiatría de Colombia con mucha experiencia clínica en el tratamiento de personas con depresión, bipolaridad, estrés y ansiedad, entre otros trastornos.

La médica psiquiatra define la corteza prefrontal del cerebro como “el director de orquesta” que ayuda a regular y coordinar funciones relevantes como las emociones, la toma de decisiones, la motivación e intuición, la capacidad adaptativa y de empatizar con lo ajeno, además de los lenguajes verbales, preverbales, las normas morales, la ética, etc. 

En este sentido, señala como otra función importante la regulación de los impulsos y la competencia de poder inhibir la conducta. Es aquí donde pone el foco en la destreza de reflexionar sobre los procesos intrínsecos de pensamiento (metacognición), de no ejecutar conductas basadas en la impulsividad y la rabia y darle espacio a que esta región del lóbulo frontal del encéfalo tome control de la situación para realizar respuestas adecuadas.

Por último, si bien la psiquiatra Victoria Pérez sostiene que la inteligencia emocional puede entrenarse, también recomienda en su canal del YouTube el hábito continuo de “ganar tiempo” antes de reaccionar o actuar.

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