Revilla se atrinchera en el liderazgo del PRC y sopesa presentarse a las europeas

De 122.000 votos a 67.000. Este fue el mayúsculo revés que cosechó el pasado 28M el Partido Regionalista de Cantabria, que bajo el eterno liderazgo de Miguel Ángel Revilla llevaba prácticamente encadenando presencias en el Gobierno regional desde 1995.

La debacle fue advertida con pesar por Revilla, que enterró su hacha de guerra hacia el PP y, con la intención de dejar fuera del Ejecutivo a Vox, posibilitó la investidura de la presidenta María José Sáenz Buruaga a cambio de un acuerdo programático.

«No soy un carroñero, no obstaculizaré al que ha tenido un resultado tan espectacular», afirmó mientras algunos especulaban que el PRC había facilitado la investidura de Sáenz de Buruaga a cambio de que esta no levantase alfombras.

El veterano dirigente negó la mayor: «Circula en redes que el PRC y Revilla no quieren que haya comisiones de investigación, pero el PRC está limpio, nadie ha robado nada ni tiene una sola condena, no como el resto».

Y añadió: «En coherencia con lo que dijimos en campaña, la única línea roja es Vox; no tenemos nada contra sus militantes y votantes, algunos son amigos míos, pero estamos en las antípodas porque niegan la autonomía de Cantabria».

REVILLA ERRÓ EN SU PRONÓSTICO PARA LAS GENERALES

Revilla tomó otra decisión a continuación: no presentar al PRC a las elecciones generales porque, decía él, un diputado iba a ser irrelevante tras el 23J: «El riesgo de que no salgamos es enorme. El panorama político que va a haber daría a nuestro diputado una efectividad mucho menor. El debate es Pedro Sánchez o Feijóo, con algún complemento que tiene implantación nacional grande».

También explicó que las cuentas de la formación regionalista que dirige no están para tirar cohetes: «Una campaña supone mucho dinero, estamos prácticamente a cero y tendríamos que pedir un crédito que no queremos».

PROMESAS QUE PUEDEN QUEDAR EN NADA

Revilla prometió abrir el melón de su sucesión dentro del PRC tras el 28M, pero por lo pronto ha prometido que seguirá como parlamentario otros cuatro años sin que haya fechado el Congreso que, se supone, pondrá fin a 35 años de liderazgo orgánico. No parece tener prisa en su sucesión el expresidente cántabro, que se está paseando por romerías mientras no descuida su presencia en platós.

En una de sus últimas entrevistas, en Telecinco, se mostró compungido. «La gente ya se ha cansado de mí, ya se han aburrido de tenerme ahí, pero yo me siento muy orgulloso de lo que he hecho por Cantabria, en los ochenta la gente no sabía ni dónde estábamos, no teníamos ni nombre», asegura.

Lo cierto es que medios regionales como el Diario Montañés están especulando con que Revilla no solo no se retira de la política tras llevar 40 años prometiéndolo, sino que estaría sopesando presentarse a las europeas de 2024. El dirigente podría intentar aprovechar su tirón mediático a nivel estatal, y que las europeas son la única cita electoral con circunscripción única, para marcharse a Bruselas.

¿’ANTIVOX’?

Algunas voces en Cantabria dudan de que la abstención del PRC hacia María José Sáenz de Buruaga se deba al pavor regionalista a Vox, ya que el propio Revilla en su juventud pudo profesar ideas que pasan por la derecha a la formación de Santiago Abascal.

Revilla fue gerifalte del sindicalismo vertical y el 15 de julio de 1973 El Diario Montañés recogía sus palabras: «Si somos una unidad de destino en lo universal tenemos el pleno derecho a proclamarlo, a mantener la soberanía de nuestro esquema institucional y de nuestro contenido espiritual». Y añadía: «Tenemos una ideología que siempre he pensado que era exportable, en función, naturalmente, de una actualización del pensamiento de José Antonio».

El acto previamente había sido anunciado por otro diario cántabro, Alerta, hoy convertido en azote de Revilla: «Se avisa a todos los camaradas de esta Lugartenencia, Vieja Guardia, Sección Femenina, Frente de Juventudes y público en general (…) para que asista a la conferencia del camarada Miguel Ángel Revilla Roiz».

En el libro ‘Nadie es más que nadie’ Revilla rememora aquellos años: «En 1971 cometí un error de bulto. Acepté la delegación del Sindicato Vertical en la comarca de Torrelavega, la más industrial de España en los años setenta, con una masa obrera enorme. Yo daba de vez en cuando clases de Economía en la escuela de organización sindical tenía en Santander y su director, Fernando Cortines, me convenció para que aceptara el cargo».

Y añade: «El Sindicato Vertical era un anacronismo. Sindicato único para los empresarios y sindicato único para los trabajadores. Aun así permitía, si se aplicaba correctamente la ley, cierta democracia. Era muy proteccionista con relación a los trabajadores no díscolos. Y yo pensaba que, desde dentro, podría ir modificándose hacia sistema sindical más democrático».