Sara Buesa, hija del dirigente socialista Fernando Buesa, asesinado por ETA, se ha preguntado qué tiene la palabra «condena» para que «sea tan difícil de apoyar» por parte de EH Bildu, que ha rechazado, pero no ha condenado el ataque a la tumba y al monolito de su padre perpetrados esta semana.
En una entrevista a Radio Euskadi, la también directora de Prestaciones de Lanbide ha indicado que «se agradecen mucho» las muestras de apoyo que han recibido después de estos hechos y ha reconocido que ha sido «un golpe muy duro».
«Ha sido un golpe muy duro, sobre todo, ver la tumba ensuciada de esa forma, que es un espacio muy íntimo nuestro. Te golpea y duele, hace daño«, ha agregado.
Según ha manifestado, en estas situaciones siempre «se evidencia lo peor y también lo mejor de las personas» y han recibido «muchas muestras de apoyo y de cariño«. «Estamos doloridos pero reconfortados», ha añadido.
La hija del dirigente socialista ha señalado que se presentaron las correspondientes denuncias y ahora le corresponderá a la policía investigar y ver si se puede aclarar lo sucedido.
Ante la postura de EH Bildu, que ha rechazado lo ocurrido, pero no lo ha condenado, ha asegurado que se plantea «qué tiene la palabra condena para que sea tan difícil de apoyar». «Creo que el matiz que aporta es una valoración ética y moral, y me cuesta mucho entenderlo. No termino de entender por qué hay personas en este país que son incapaces de manifestar que esto que ha sucedido está mal. Es inmoral mancillar la tumba de una persona, pero también haberla asesinado en su momento», ha agregado.
A su juicio, es una «deuda pendiente» con las víctimas que hay en la sociedad vasca. Sara Buesa ha agregado que, seguramente, estos ataques habrán sido realizados por parte de personas jóvenes que «ni saben» quién era su padre, ni les conocieron, ni han vivido «muchas de las cosas que se vivieron» y es algo que «debería preocupar».
«A mí me pone los pelos de punta pensar que pueda haber personas jóvenes radicalizadas y con ese odio y esa crueldad. Creo que ahí hay una responsabilidad también social y política hacia esas nuevas generaciones, no solo hacia las víctimas, sino hacia la sociedad y hacia el futuro», ha concluido.