El BCE asume la estanflación en Europa

La estanflación prosigue camino en Europa con un agitado mercado energético ante la declaración de guerra de Israel a los terroristas de Hamás en la Franja de Gaza. La geopolítica entra de lleno una vez más en la economía y esta vez los países no tienen apenas margen de maniobra, así como tampoco los bancos centrales, inmersos en una espiral destructiva para asfixiar a las familias y empresas para enfriar la economía y reducir las tensiones en los precios de las mercancías.

No obstante, la inflación subyacente, que descuenta precios energéticos y de productos frescos, se mantiene estable y muy por encima de las tasas oficiales del euro, en el 6% frente al 4,5%, respectivamente. Como definición económica, los economistas señalan que basta un freno del crecimiento y un incremento de precios para iniciar este escenario. No existen niveles estipulados, pero algunos expertos indican que es suficiente para entrar con un nivel de precios superior al crecimiento, un hecho en el que estaría inmerso España desde mediados de 2021.

Si la situación en el mercado energético ha sido dura por la invasión de Rusia a Ucrania, no lo será menos con la declaración de guerra de Israel. Y es que, en este nuevo escenario bélico hay actores de calado, como Irán, que podría entrar en acción en caso de aliarse con Hamás o con Hezbolá, las milicias de Líbano.

LAS ACTAS DEL BCE APUNTAN A LA ESTANFLACIÓN

De nada ha servido inundar la economía durante la pandemia y la década posterior a la crisis económica cuando el resultado se convierte en una inflación desbocada y sin visos de frenar. Y es que, el dinero inyectado se ha quedado paralizado, sin entrar en la economía productiva, montantes que han servido para tapar agujeros a las grandes corporaciones, olvidándose de las familias. La estanflación cada vez más se ancla en la economía, mientras las familias comienzan a asumir la situación.

La estanflación vuelve de nuevo a asomar
La estanflación vuelve de nuevo a asomar

El propio BCE advierte en sus actas del «riesgo de estanflación» en la Eurozona, pero no se ha puesto ninguna solución convincente, más allá de continuar con las agotadoras subidas de tipos de interés, única receta que se propone desde el organismo presidido por Christine Lagarde. Estas actas, además, se publicaron antes del ataque de Hamás.

EL ESCENARIO DE UNA III GUERRA MUNDIAL DA PÁNICO

Si Irán también tomara partido en esta guerra para ayudar a Hamás y Hezbolá, la entrada de EE UU estaría abierta y con ello la posibilidad del inicio de una III Guerra Mundial. Sin entrar en el conflicto directamente -manteniendo el suministro de armas a los terroristas y paramilitares-, el régimen de los Ayatolás podría actuar cortando el suministro de petróleo, gas y otras materias primas a Occidente, un veto a la inversa y que se estableció hace justo una década, con la guerra del Yom Kipur de 1973.

Este escenario aterra en Occidente ante el temor a una nueva crisis del petróleo, que derivó en una fuerte subida de precios hace medio siglo. Las familias y empresas están cortando todos los gastos ante una inflación desbocada, y un incremento de los precios del petróleo pondría aún una mayor tensión en las cuentas corrientes y en la deuda debido a la necesidad de incrementar los tipos de interés. Cabe recordar que tanto el BCE como los Gobiernos europeos apuntaban que la inflación sería transitoria, pero nada más lejos. Han pasado dos años y cuatro meses desde el inicio del repunte de los precios de la cesta de la compra y cada vez escalan más, aunque con una menor intensidad.

Si Irán también tomara partido en esta guerra para ayudar a Hamás y Hezbolá, la entrada de EE UU estaría abierta y con ello la posibilidad del inicio de una III Guerra Mundial

El petróleo ha reaccionado al alza, aunque la subida se ha estancado e incluso ha emprendido un ligero recorte. Esta reacción de nerviosismo responde a los temores iniciales de un nuevo conflicto. Las próximas semanas serán cruciales, más cuando se acerca el invierno y las reservas de los países comenzarán de nuevo a llenarse. Cabe señalar, además, que EE UU tiene las reservas bajo mínimos.

EUROPA MIRA AHORA A IRÁN

Asimismo, Israel ha asegurado que arrasará Gaza, mientras los terroristas de Hamás han prometido lo propio con los judíos, pero la contraofensiva el Gobierno hebreo parece que está teniendo resultados, con la recuperación de 29 emplazamientos en manos de Hamás y un asedio a Gaza por tierra, mar y aire que impide la salida de cualquier persona de los apenas 400 kilómetros cuadrados.

Con este escenario, han vuelto los fantasmas y los precios irreales ante una Europa parada, con los stocks llenos y con una China con caídas de exportaciones de dos dígitos. Además, EE UU tampoco está mostrando síntomas de fortaleza, con un mercado laboral paralizado, mientras en los parqués esperan la segunda ola de pánico, aunque se ha producido lo contrario tras la contundente respuesta del Estado hebreo frente a Hamás, al que se le compara con los asesinos de Isis.

EL FOCO, EN EL ESTRECHO DE ORMUZ

Por otro lado, el foco del mercado se centra en el Estrecho de Ormuz. Irán controla este paso y por él pasan los principales productores de petróleo para abastecer al resto del mundo. «Si se cierra, habrá problemas serios en el mercado», afirman fuentes consultadas por este medio. Cabe señalar que el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, se ha mostrado favorable a ayudar a los palestinos de Hamás.

Todo ello anularía la acción de los bancos centrales en Occidente, cuyo objetivo pasa por estrangular la demanda con unos tipos de interés asfixiantes, al tiempo que se corta el grifo para reducir la inflación. A Europa le salva que no ha entrado en recesión, que hubiera provocado un mayor repunte del gasto y una nueva crisis social, pero este escenario ya lo han experimentado Alemania y algunos países nórdicos.