Las medidas del Banco Central Europeo ante la guerra, de la mano de Guía Financiación Empresarial

Hoy en día, la guerra entre Rusia y Ucrania está comportando un cambio radical en las condiciones macroeconómicas a nivel mundial. Después de la reactivación económica tras la pandemia, se vislumbra una ralentización del crecimiento, con un aumento considerable en los precios de las materias primas.

La primera expresión más notable de este fenómeno es el incremento de los precios petroleros, con cotizaciones que podrían llegar a los 180 dólares. Esto traerá consigo una presión adicional sobre el coste de la energía, los alimentos y el transporte. Los expertos están hablando de un escenario de estanflación.

La postura del Banco Central Europeo

Aunque han pasado pocos meses desde que se vieron bajísimas tasas de interés, escasa inflación y mínimo crecimiento, la realidad dibuja un panorama totalmente distinto.

Si bien es cierto que los índices estaban regresando a lo que la Guía de Financiación Empresarial había denominado ‘la vieja normalidad’, ahora la realidad suma otros aceleradores. La guerra amenaza con tumbar expectativas de crecimiento e impulsar precios y tasas de interés.

En las bolsas europeas, se han estado reportando caídas importantes en los últimos días, en medio de una inestabilidad dominada por la incertidumbre. El Ibex abría la semana del 7 de marzo con pérdidas cercanas al 1 %, al igual que en otros mercados de valores del continente. Las que más están sufriendo son las acciones de grupos como BBVA, IAG, Aena y Sabadell, por la onda expansiva de las restricciones al SWIFT impuestas a Rusia.

En medio de esta situación extraordinaria, el Banco Central Europeo está barajando las cartas para decidir si incrementa o no los tipos de interés. Con la primera alternativa, estaría buscando frenar el incremento de la inflación. La segunda opción buscaría respaldar el crecimiento, manteniendo en niveles aceptables el coste de los préstamos.

Fondos de inversión y financiación alternativa

En medio de este panorama turbulento, la pregunta que se hacen muchos inversores es la de dónde invertir para proteger el capital. Los fondos de inversión siempre han sido una posibilidad, pero hay que observar con lupa qué acciones conforman su cartera.

El BCE ha anunciado que mantendrá durante todo el año la compra de bonos europeos como medida para contener la inflación. Esa pudiera ser una buena opción.

Otra vía es la financiación alternativa. Esta consiste en la movilización de fondos para capitalizar empresas sin las restricciones económicas y de intereses del sistema bancario tradicional. En otras palabras, convertir el efectivo en participaciones de empresas sanas y con expectativas de crecimiento a pesar de la guerra. Es una manera de proteger el dinero ante una eventual devaluación.

El riesgo que se asume en esta segunda alternativa es que, en el contexto de un crecimiento desacelerado de la economía, el sector productivo sufrirá. Esto quiere decir que invertir en acciones no será redituable a corto plazo. Del otro lado, para los proyectos que reciban financiación alternativa, puede ser una excelente oportunidad de acceder a capital fresco sin el riesgo de un préstamo bancario, ante una eventual subida en los tipos de interés.

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