Pedro Sánchez muestra su cara más victimista para blanquear al prófugo Puigdemont y atenazar a PP y Vox

Pedro Sánchez afronta la decisiva votación de la investidura para echar a andar una nueva legislatura. El candidato del PSOE tiene amarrada la silla de La Moncloa con los votos de 179 diputados, con los apoyos de Bildu, Junts, ERC, PNV, BNG, Coalición Canaria y Sumar. Todos ellos han mostrado su respaldo, aunque con reticencias ante los continuos incumplimientos del PSOE durante su pasado mandato y una más que posible invasión de competencias en Sanidad al asegurar que eliminarán listas de espera, implementará un servicio de odontología y la gratuidad del transporte público.

Eso sí, la legislatura comenzará con un hachazo a la banca, energéticas, un tipo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades que irá directamente sobre los «beneficios reales» y no «sobre lo que dicen que ganan», como ha desgranado la vicepresidenta en funciones. También atacará a la sanidad privada, que dispone de un IVA del 0%. Además, mantendrá la rebaja de este último impuesto en los alimentos.

PEDRO SÁNCHEZ OLVIDA MENCIONAR AL PAÍS VASCO, BILDU Y JUNTS

Con esta batería de medidas y pasando de puntillas sobre la amnistía, Pedro Sánchez se ha mostrado como el «muro» de contención contra la «extrema derecha» y «derecha reaccionaria», a la que ha incluido al PP y Vox, únicos partidos junto a UPN, que votan en contra de la reelección del candidato del PSOE.

Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la investidura
Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la investidura

Pedro Sánchez no ha mostrado un discurso de concordia ni de convivencia, sino un discurso para contentar a los independentistas, a la parte comunista y contra la derecha. Un relato basado en «frenar» los pactos de Vox con el PP, avalados en las urnas tras el resultado del 23 de julio; mientras ha insistido en generar y afianzar la división entre bloques. Sánchez no ha realizado propuesta alguna a la oposición para parar los pactos con los independentistas, devoradores de competencias con el objetivo de alcanzar la independencia sin dar marcha atrás.

Sus ataques contra los pactos entre PP y Vox en Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Diputaciones, pero olvida los 62 pactos del PSC con formaciones independentistas en Cataluña tras las pasadas elecciones, unos acuerdos que se extenderán tras la investidura, especialmente en el Ayuntamiento de Barcelona, donde Jaume Collboni está pactando la entrada de Xavier Trias en el Consistorio, como también la posibilidad de acercarse a Ada Colau.

LOS SIETE VOTOS DE JUNTS PARA HACER DE LA NECESIDAD VIRTUD

Sánchez no ha ocultado sus mentiras, de las que da buena cuenta este medio, como sí ha olvidado referirse a sus nuevos socios, de los que decía que eran xenófobos, extrema derecha o simplemente prófugos de la justicia. Lindezas todas dirigidas a Puigdemont. Pero siete votos son más que suficientes para un cambio de opinión, pedir perdón y humillar de nuevo a España ante los separatistas.

Ha pasado por la amnistía sin justificarla ni argumentación. Circunstancias son las que son. Son sus circunstancias. Únicamente por los siete votos. No es ni por España ni en nombre de los españoles. Los últimos siete votos. Esto es lo que se puede reducir. Quien quiere ser presidente busca el frentismo. La amnistía más todos los acuerdos los asume y firma por su necesidad. Nadie le cree.

EL DISFRAZ DE VÍCTIMA EN UN DÍA CLAVE

Sánchez ha hecho alarde de un victimismo sin precedentes en un candidato a presidente durante la primera sesión de la sesión de investidura. Así, se ha referido a los insultos que ha recibido -«felón», «autócrata», «dictador»…-, mientras ha minimizado las protestas por la amnistía. Así, ha recordado también los ataques y otros descalificativos que recibió el PSOE en las elecciones de 1996 y 2004, recogiendo las frases de Javier Arenas y del propio líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

Asimismo, también ha afeado a Feijóo los lemas más repetidos en las concentraciones en la sede del PSOE de Ferraz, como «España se rompe» o que la «Constitución se quiebra», como si el PP abanderase esta reacción contra la amnistía.

SÁNCHEZ SE OLVIDA DE BILDU Y DE LAS MENTIRAS DE ZP SOBRE EL ESTATUT

El líder del PSOE no ha dado sorpresas al respecto al continuar con el relato dictado por Salvador Illa, líder del PSC. De hecho, ha llegado a culpar al Partido Popular de iniciar el ‘procés’ por el hecho de gobernar en 2012 con Mariano Rajoy, sin realizar mención alguna a los verdaderos responsables: los independentistas de ERC y CiU. Además, la propia ley tramitada de la amnistía asegura que todo comenzó con la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut de Cataluña en 2010. En aquellos tiempos, el PSOE gobernaba en España y también en la Generalitat, con un tripartito con ERC e ICV.

«Nadie ha hecho más por Vox que usted en el PP», ha indicado Sánchez a Feijóo, para acto seguido acusarle de estar alejándose «de los principios democráticos y desfila con los franquistas de Vox». «Se ha unido a la ultraderecha de Vox», ha afirmado.

Pedro Sánchez ha tratado, además, de montar un relato alejado de la realidad para echar en cara a Feijóo sus propuestas para evitar un Gobierno del PSOE y Sumar con los independentistas. No obstante, los socialistas lo rechazaron desde el primer momento, más cuando convencieron al PNV para sumarse al bloque progresista y abandonar los principios de la derecha vasca. Tal ha sido el reconocimiento del candidato socialista que no ha nombrado al País Vasco, como tampoco a Bildu, Junts o ERC.

EL OBJETIVO DEL GOBIERNO: ACORRALAR AL PP

Eso sí, se ha acordado de la polémica foto de Feijóo de hace más de 30 años y la afinidad de Vox con Víktor Orban, presidente de Hungría, y Javier Milei, el candidato a la presidencia de Argentina.

El relato de Pedro Sánchez se centra así en poner al PP en el bloque de la «extrema derecha», una relación que no consiente bajo ningún concepto y que tratará de tumbar con «todas las fuerzas del Estado». Es decir, el candidato del PSOE tratará de atenazar a los once millones de votantes que aúnan PP y Vox, una oposición contra prácticamente la mitad de España.

Así las cosas, el argumento de la confrontación será contra quienes defienden la unidad de España con claridad, contra quienes han mostrado sentido de Estado ante la necesidad de gobernar y evitar pactos con los separatistas a cambio de poltrona y el micrófono del Consejo de Ministros, el único que le queda en toda España al PSOE.

SÁNCHEZ HACE MÁS REFERENCIA AL PP QUE A LA CONSTITUCIÓN

Sánchez ha afirmado que respeta y mantiene los principios de la «Constitución», a la que ha mentado en 28 ocasiones durante sus más de dos horas de discurso de investidura. La palabra «amnistía», por su parte, la ha mencionado en ocho ocasiones, pero han tenido que pasar 123 minutos para pronunciarla por primera vez. Al PP ha hecho referencia en 38 casos, mientras que la palabra «reaccionaria» aparece 16 veces.

Es una muestra de cómo ha llevado el discurso el PSOE, con un ataque feroz a la oposición, mientras vende «medidas de gracia» y el «perdón» a los independentistas. No es más que un discurso impropio de quien pretende gobernar España para todos. Y es que, esa derecha reaccionaria y la extrema derecha también habita en el país, por más que Illa y Sánchez quieran aislarla y acorralarla. Para el PSOE, esta extrema derecha no es Falange, ni Democracia Nacional, tampoco los narconazis que se han dado cita en Madrid durante las últimas semanas. Son el PP y Vox, con sus once millones de votantes, a razón de ocho y tres millones, respectivamente.

Las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad virtud

Con la amnistía al prófugo e investigado por terrorismo Carles Puigdemont, Pedro Sánchez ha pasado prácticamente de puntillas. En diez minutos se ha ventilado el asunto, a pesar de ser una medida que el propio Gobierno tildaba de «inconstitucional» apenas tres días antes de las elecciones generales del pasado 23 de julio.

Sánchez no ha dado ni un solo argumento sobre el porqué de este cambio de opinión, pero ha dado una razón que muestra hasta qué punto está dispuesto a llegar el PSOE por la poltrona. «Las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad virtud», ha afirmado. Toda una declaración de intenciones, toda una venta por siete votos de Junts, junto con los del PNV, ERC, BNG y Bildu.

LA AMENAZA DE ERC A PEDRO SÁNCHEZ: NO SE LA JUEGUE

Sánchez no ha entrado a valorar ninguno de los acuerdos y la única referencia realizada a País Vasco se refiere a la cesión de competencias con el Gobierno de José María Aznar. Un hecho que no deja en buen lugar al PNV, convertido ahora en el adversario de a batir de cara a las elecciones vascas, no solo por Bildu y el propio PSE, sino también por los ‘populares’. De hecho, Feijóo no ha escatimado a la hora de criticar a los nacionalistas vascos, quienes «han cambiado el tractor por la hoz y el martillo».

Pedro Sánchez ha unificado a todos los socios de investidura para hacer oposición al PP, a quien intentan incluir con la extrema derecha, como han asegurado Sumar, ERC, PNV, Junts, BNG y Bildu. Gabriel Rufián, portavoz de ERC, ha asegurado que se han sumado al acuerdo con el objetivo de «frenar» a la derecha, al tiempo que ha pedido a Sánchez escuchar más a José Luis Rodríguez Zapatero que a Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. Al tiempo que ha advertido a Sánchez si incumple la palabra dada. «¿Ve aquí a Inés Arrimadas? ¿Ve aquí a Albert Rivera? No se la juegue, no se la juegue», ha amenazado. «Cuando el PSOE intente engañar, lo hará», ha afirmado Rufián.

Rufián, además, ha acusado al juez Manuel García Castellón de poco menos que prevaricación al asegurar que ha realizado investigaciones judiciales con motivos políticos. Este hecho ha provocado una airada protesta del PP.

La portavoz ‘popular’, Cuca Gamarra, ha pedido que sean retiradas del diario de sesiones, mientras ha afeado que ni Sánchez ni la presidenta del Congreso, Francina Armengol, hayan parado los pies al portavoz de ERC. «Lo leeremos y tomaremos una decisión al respecto», ha respondido la también expresidenta de Baleares.