El PNV ha nombrado por sorpresa a Imanol Pradales en sustitución de Íñigo Urkullu ante la caída que auguran las encuestas de cara a las elecciones autonómicas del próximo 2024. El actual jefe del Gobierno del Ejecutivo vasco no ha fijado la fecha, aunque las especulaciones apuntan a marzo de cara a preparar el terreno para las elecciones europeas del 6 al 9 junio.
El PNV busca el reencuentro con los votantes jóvenes y jubilados, quienes les están dando la espalda ante el empuje de Bildu. Urkullu no logra captarles al mostrarse como un hombre maduro, frío y distante. «No conecta con el electorado joven», consideran fuentes consultadas. Otras fuentes ahondan aún más ante la sustitución del actual lehendakari. «(Andoni) Ortuzar busca el control absoluto del PNV», dejando dudas sobre la gestión en «solitario» de Urkullu. Con el dirigente autonómico, el PNV ha roto el pacto con Cataluña y ahora tratan de reconducirlo, con reuniones en Bélgica.
Ortuzar lidera la comitiva del PNV en estos encuentros con Puigdemont. El eje central pasa por exigir al Gobierno de Pedro Sánchez el reconocimiento de País Vasco y Cataluña como países dentro de España, recuperando así el concepto de «nación de naciones» de José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Ejecutivo. Este hito solo puede obtenerse si los independentistas aunaran fuerzas y continuasen apretando al PSOE en esta legislatura, como ya ha ocurrido con los pactos con Junts, PNV, ERC, Bildu y BNG.
EL CAMBIO EN LA CONSTITUCIÓN QUE BUSCA EL PNV
El PNV busca así una «reinterpretación» de la Constitución como la vía a seguir para conseguir este objetivo, pero delante tiene a una dura oposición que moverá cielo y tierra para impedirlo. Por ahora, el asunto está sobre la mesa, sin que el PSOE haya descartado esta opción. Eso sí, la ahora portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, afirmó que «el modelo territorial ya está refrendado».
Por el momento, los socialistas no quieren abrir nuevas brechas internas con sus socios de investidura, mientras levanta un muro, con numerosas piedras, contra once millones de votantes.
Ortuzar apartó a Xabier Arzalluz y aislar después a Juan José Ibarretxe con la misma estrategia utilizada ahora con Urkullu
Ortuzar apartó a Xabier Arzalluz y aislar después a Juan José Ibarretxe con la misma estrategia utilizada ahora con Urkullu. Pradales llega como la nueva savia en la cúpula del partido, como el destacado para acoger a la juventud y mantener la hegemonía ante Bildu, pero los ‘abertzales’ tienen muy clara la estrategia a seguir. «Continuamos trayendo pactos sociales desde el Gobierno y servimos como muro de contención a la extrema derecha», afirman. Asimismo, la legitimación del Gobierno de Pedro Sánchez a los herederos de ETA preocupa y ocupa al PNV.
EL PNV Y EL MIEDO A UNA NUEVA ESCISIÓN
Los peneuvistas no olvidan la guerra desatada con la escisión de Carlos Garaikoetxea cuando en 1986 fundó un partido (Eusko Alkartasuna) tras ser apartado de la cúpula del partido ‘vaticanista’ vasco, como se le apodaba entonces a los nacionalistas. Con Pradales, el PNV escoge ahora un perfil polémico, aunque es un perfecto desconocido para la inmensa mayoría de la población. Su perfil de gestor y sin apenas entrar en el barro político, pasa completamente inadvertido, dando a entender que el votante no escoge a la persona sino a la formación, hecho que ha olvidado el propio Urkullu.
No hay apenas declaraciones a nivel político del candidato, con 47 años y tres legislaturas a sus espaldas como como diputado foral en Vizacaya. De hecho, ha pilotado todo lo referente a las infraestructuras en la provincia vasca, pero no sin polémica.
Y es que, su labor al frente de Infraestructuras y Desarrollo Territorial desde 2015 no ha estado exenta de polémica, con proyectos anunciados a bombo y platillo y que no han comenzado apenas a desarrollarse años después. La presión de los grupos ecologistas también ha sido latente en algunos proyectos, mientras que en otros se han diseñado obras descomunales, pero que apenas han echado a andar.
INFRAESTRUCTURAS FARAÓNICAS Y EL KM DE AUTOVÍA MÁS CARO
Con nombres propios Supersur, la autovía de peaje que sirve como vía de circunvalación de Bilbao. La obra se hizo en paralelo a la A-8 y en teoría iba a descongestionar el tráfico, pero la atención se centró en su coste. Con un presupuesto de 900 millones de euros para apenas 46 kilómetros, este faraónico proyecto tuvo como resultado la autovía más cara de España. Por los tramos abiertos circulan una media de 11.500 camiones diarios, de los que sólo pagan peajes un 27%.
Los grupos ecologistas y la oposición han criticado esta obra, aún sin terminar, por su coste y por ser «completamente innecesaria». Desde la plataforma SuperSur Ez!, entre otras, apuntan al alto impacto ecológico en la zona, como lo determinó la Declaración de Impacto Ambiental, y se aprobó a espaldas de los propios vecinos, quienes han expuesto sus quejas en diversas manifestaciones, debates y consultas.
Otra de las obras firmadas por Pradales es el túnel bajo la Ría, un proyecto faraónico cuyo objetivo pasaba por reducir también el tráfico en la ciudad. Se trata de una obra de 450 millones de euros que aún no ha iniciado los trámites de construcción. En este sentido, la primera piedra se pondrá como pronto en verano de 2024, una vez pasados los comicios vascos y conocido el nuevo gobierno. Para ese año sólo están presupuestados los primeros 25 millones de euros.
PRADALES Y SUS OBRAS DE DUDOSO ÉXITO
Todo para tratar de descongestionar el Puente de Rontegi. Se espera que las obras finalicen en 2028 y alcance una longitud de apenas 3 kilómetros, a razón de unos 150 millones por kilómetro con una afluencia de público de 51.000 vehículos por día. No será hasta unas semanas antes de la convocatoria electoral cuando Pradales dé el sí al proyecto. El 44% del proyecto vendrá del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Hasta ahora se han presentado un total de 76 alegaciones a este faraónico proyecto por temas medioambientales, seguridad, movilidad e integración, así como sobre la protección acústica. La principal preocupación se centra en el estado de las viviendas antes de iniciar las obras. Y es que, como es habitual, los edificios más antiguos podrían sufrir daños como consecuencia de la acción de las tuneladoras.
Otra de las vías polémicas es la variante oeste de Ermua, con un coste de 72 millones y con una fuerte presión vecinal en contra. Asimismo, no entrará en funcionamiento hasta al menos 2030. Su hermana mayor, la variante sur, se realizó en apenas cuatro años y con un coste de 74 millones.
PRADALES Y SU COMPRA DE ACCIONES DE SACYR
Otra de sus polémicas se produjo en 2015. Pradales, con cargo de responsabilidad en la institución foral, dio a conocer una exigua participación en Sacyr. En total, 7.500 títulos de la constructora, adquiridas en agosto de aquel año.
También dio a conocer participaciones en BBVA, Santander y Mapfre. Pero la polémica estaba servida por el supuesto conflicto de intereses al ostentar un puesto en Infraestructuras y disponer acciones de una de las mayores constructoras de España con todos los proyectos encima de la mesa.
Este hecho despertó todas las especulaciones y Pradales admitió el «error», pero se aferró a la silla. «He actuado en todo momento dentro de la ley, con el comportamiento ético, neutralidad e imparcialidad que exige el cargo», afirmó.