El plan de ĆƱigo Urkullu para retorcer y saltarse la ConstituciĆ³n para construir una EspaƱa plurinacional y otorgar un mayor autogobierno al PaĆs Vasco, CataluƱa y Galicia ha soliviantado a los partidos regionalistas, mientras su propuesta es carne de mofa en las redes sociales.
Para ejecutar el plan del lĆder del PNV es necesario realizar una lectura retorcida de la Carta Magna con el fin de evitar el control de Las Cortes, donde el PP ostenta una poderosa mayorĆa absoluta en el Senado, y una convocatoria de elecciones. Y es que, el lĆder jeltzale exige modificar la ConstituciĆ³n sin pasar por el debido proceso, con el obstĆ”culo de las matemĆ”ticas.
Para cambiar la ConstituciĆ³n se exige al menos tres quintos del Congreso y del Senado. El PP no estĆ” ni mucho menos en esa fase, mĆ”s tras la traiciĆ³n de los nacionalistas vascos liderados por ĆƱigo Urkullu a Mariano Rajoy.
AndalucĆa no aceptarĆ”, bajo ningĆŗn concepto, un estatus jurĆdico-polĆtico inferior al de las nacionalidades originariamente beneficiadas por la ConstituciĆ³n
El presidente del PaĆs Vasco tiene urgencia para llevar a sus conciudadanos planes reales y visibles de cara a las elecciones vascas, donde se enfrentarĆ” previsiblemente contra Patxi LĆ³pez y Arnaldo Otegi, candidatos del PSOE y Bildu, y quienes atenazan a los nacionalistas hasta el punto de abandonar sus postulados de derechas para pasar al bloque de la izquierda.
URKULLU Y LA NECESIDAD DE LLEVAR ACUERDOS AL PAĆS VASCO
El vaivĆ©n no ha sentado bien a sus votantes, especialmente a los empresarios. El PNV se ha visto superado por Bildu por un escaƱo en las pasadas generales del 23 de julio y no logra que el PSOE le otorgue medida de gracia para vender en el PaĆs Vasco. Bildu, en cambio, ha conseguido la ley de vivienda, la reforma laboral y mantener el tipo pese a las crĆticas y el pasado de algunos de sus dirigentes.
No obstante, una de las derivadas del plan de Urkullu ha sorprendido a propios y extraƱos al levantar al Partido Andalucista, la formaciĆ³n que logrĆ³ dos escaƱos en el Parlament en el inicio de la democracia en EspaƱa. La formaciĆ³n, apagada y fagocitada por el PSOE andaluz durante cuarenta aƱos ha dado el golpe encima de la mesa con una contundente respuesta a la propuesta de los nacionalistas.
Ā«AndalucĆa no aceptarĆ”, bajo ningĆŗn concepto, un estatus jurĆdico-polĆtico inferior al de las nacionalidades originariamente beneficiadas por la ConstituciĆ³nĀ», han seƱalado histĆ³ricos dirigentes respecto a los beneficios que obtendrĆan PaĆs Vasco, CataluƱa y Galicia con el cambio de la ConstituciĆ³n por la puerta de atrĆ”s.
URKULLU AVIVA LA DESIGUALDAD
Los firmantes del manifiesto en contra de la propuesta de Urkullu por excluir a AndalucĆa, como Alejandro Rojas-Marcos, Miguel Ćngel Arredonda, Pedro Pacheco, Emilio PĆ©rez Ruiz, Antonio Moreno y JosĆ© NĆŗƱez, aceptan la iniciativa por Ā«oportunaĀ» y Ā«legĆtimaĀ». En este sentido, Ā«el modelo territorial que diseĆ±Ć³ el constituyente de 1978 ya hace tiempo que viene dando seƱales de agotamiento, como es normal en el transcurso del tiempo, y es hora de explorar nuevos caminos, con clarividencia y sin dramatismosĀ».
En este renacer, el Partido Andalucista considera que de no llevarse a cabo este plan podrĆa conducir a Ā«la parĆ”lisis y al enfrentamientoĀ», al mantenerse un Estado centralizado. Los andaluces consideran que deben tener el mismo estatus que PaĆs Vasco, CataluƱa y Galicia. El mensaje se traslada con una reprimenda por el Ā«expreso olvidoĀ» de Urkullu respecto a AndalucĆa.
A juicio de la formaciĆ³n andaluza, la ConstituciĆ³n discrimina en favor de los territorios considerados histĆ³ricos. Ā«La intenciĆ³n esencialmente discriminatoria del pacto constitucional en relaciĆ³n con la organizaciĆ³n territorial del Estado, mantenida en el tiempo y expresiva del pacto que derecha e izquierda espaƱolistas ahormaron durante la TransiciĆ³n para satisfacer las reivindicaciones de los nacionalismos vascos y catalĆ”n, tambiĆ©n responsables interesados de tal discriminaciĆ³nĀ», apuntan.
EL PARTIDO ANDALUCISTA SE REIVINDICA
AsĆ, destacan que el Partido Andalucista hizo Ā«saltar por los airesĀ» el pacto, Ā«aunque con el paso de los aƱos los sucesivos gobernantes andaluces lo han ido asumiendo, atentos prioritariamente a conquistar el gobierno del Estado con el apoyo de las fuerzas polĆticas catalanas y vascas, que, a cambio, obtenĆan pingĆ¼es beneficios polĆticos y econĆ³micosĀ».
Las crĆticas a Urkullu se recrudecen al trazar la Ā«lĆnea roja de la desigualdad en las comunidades que tuvieron autogobierno previo a la ConstituciĆ³n de 1978Ā».
Ā«Si bien Euskadi, CataluƱa y Galicia -prosiguen- lo consiguieron durante la RepĆŗblica, AndalucĆa lo tenĆa previsto para septiembre de 1936Ā». Ā«No es el colmo que la lĆnea roja del seƱor Urkullu, como en su dĆa de los constituyentes, venga marcada por el golpe de estado del general FrancoĀ», reflexionan.