Yolanda Díaz no ha mostrado ni una muestra de afecto hacia Nadia Calviño tras su salida del Gobierno de Pedro Sánchez. Por no llegar, no ha llegado ni a nombrarla pese a ser compañeras -codo con codo- en el Congreso de los Diputados desde la pasada legislatura, ni tampoco ha asistido a la celebración de despedida, junto a otras 25 personas. Ni una sola palabra ha dirigido, una muestra del rencor tras una mala relación. «No se soportan», afirman fuentes políticas consultadas por este medio.
El largo enfrentamiento entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño se ha cerrado también el silencio de la ministra de Economía hacia la titular de Trabajo. Ni un solo agradecimiento tampoco para ella, mientras se ha deshecho en elogios hacia su «hermana» María Jesús Montero. En la propia celebración, además, Calviño ha tenido numerosos gestos hacia la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Este trío ha sido la fuerza de la izquierda del PSOE en el seno del Gobierno, y ahora Montero tendrá que asumir la confrontación para frenar a Díaz en esta legislatura, la más política que se recuerda desde los tiempos de Zapatero.
Díaz tenía la pretensión de ocupar el cargo de Pablo Iglesias en 2021, cuando el líder de Podemos dejó la vicepresidencia del Gobierno. No obstante, Pedro Sánchez no quería que su segunda al mando fuera una impuesta por el líder ‘morado’, sino una persona más afín a los postulados del PSOE. Por este motivo, escogió a Calviño, que ni tiene carnet ni tampoco es afiliada del partido.
No obstante, ese carácter técnico fue transformándose paulatinamente. De su condición de tecnócrata a aplaudir y defender a Pedro Sánchez como la que más, por detrás de una exultante e inflexible María Jesús Montero. Díaz, por su parte, se quedaba con la vicepresidencia tercera, por delante de Montero, pero nunca por encima de Calviño.
EL ALA DURA DEL PSOE RELEGA A YOLANDA DÍAZ
Este organigrama ideado por Pedro Sánchez mostraba así límites a la líder de Sumar, quien trató de ganarse la confianza del presidente del Ejecutivo con propuestas populistas, pero compartidas al mismo tiempo. Sin embargo, el ala dura del PSOE hacía acto de presencia en cada una de las medidas, elevando así una confrontación desde que fue ascendida a la cúpula de La Moncloa.
Yolanda Díaz tendrá un difícil acomodo con Carlos Cuerpo, nuevo ministro de Economía
Los encontronazos entre ambas ministras se aireaban, además, en público, a través de desmentidos y contradictorias declaraciones o bien mediante los medios de comunicación, con artículos de opinión mordaces. Los pulsos entre ambas crearon un ambiente tóxico y se inició con la subida del salario mínimo interprofesional en 2021. España salía a duras penas de la gran recesión de la pandemia y los cuellos de botella no permitían una apertura económica.
A pesar de los graves efectos para las empresas, Díaz buscó la subida, pero Calviño la frenó para alivio empresarial. Por aquel entonces, la ahora exministra de Economía se comportó como una verdadera tecnócrata, convenciendo a Sánchez de que no era el momento oportuno.
LA REFORMA LABORAL, EL PRIMER GRAN CHOQUE ENTRE DÍAZ Y CALVIÑO
No obstante, Díaz no daba su brazo a torcer tan fácilmente y dejó la batalla para más adelante. Un nuevo pulso, esta vez sí, ganado por goleada y con el aplauso de los sindicatos. No era la única medida que sacaba adelante la líder de Sumar.
La lucha por aprobar la ley de ‘riders’ fue encarnizada, pero Calviño tuvo que acceder para evitar mayores tensiones en el Consejo de Ministros, eso sí, introdujo algunas modificaciones para aplauso de las empresas. De nuevo, el carácter tecnócrata de la ministra hizo acto de presencia, aunque las firmas de reparto a domicilio esta vez no aplaudieron al tener continúas inspecciones de Trabajo que han conllevado fuertes propuestas de sanción.
No obstante, la gran lucha entre ambas ministras se centró en la reforma laboral, una enmienda a la totalidad de la medida aprobada en 2012 por el PP de Mariano Rajoy. Díaz e Iglesias se comprometieron con los suyos a «derogar» esa medida. Los empresarios pidieron a Calviño una nueva intercesión, como si de un milagro se tratara. Pero esta vez, no lo logró y Díaz se presentó triunfante ante los suyos como la artífice de cambiar el modelo de los ‘populares’, eso sí con la inestimable ayuda del diputado del PP Alberto Casero, cuyo error y voto favorable fue decisivo para sacar adelante la norma.
DÍAZ DINAMITA TODOS LOS PUENTES
Para entonces, Díaz había dinamitado todos los puentes con las principales patronales del país. Ya no había margen para la confianza con una ofensiva que se inició hace dos años y que no tiene visos de poner fin en esta legislatura. La ambición desmedida toca a todas las empresas y autónomos, los mismos que esperaron de Trabajo una regulación acorde a una difícil y cuesta arriba recuperación.
Pedro Sánchez parecía tejer fuertes y estrechos lazos con Sumar, hasta el punto de mantener la coalición y sellar un acuerdo que Calviño ha suavizado al máximo, como modificar las condiciones para evitar la huida de inversiones de las energéticas en España.
No obstante, la ahora exministra de Economía y próxima regente del BEI ya no está para frenar la ambición desmedida, en su lugar estará Montero, que lleva el peso de las negociaciones con Junts y ERC, así como el del PSOE y del Gobierno. Tres pilares fundamentales para avivar el fuego contra el PP, mientras de puerta para adentro tratará de frenar a Díaz, tal y como hizo su más que estimada «hermana».
LOS SINDICATOS SE MOVILIZAN CON LA MARCHA DE CALVIÑO
Además, Montero ya no cuenta con el respaldo explícito de los sindicatos, quienes habían hecho migas con Calviño. Tras la salida al BEI, UGT y CC OO han iniciado la desactivada huelga en Iberia, mientras se han mostrado críticas por haber roto el compromiso de la subida salarial para este año. En Cataluña, hay huelga en la atención primaria tras Reyes.
Con todo, las mismas fuentes señalan que «habrá batalla contra Montero», pero esta vez el PSOE no viene de ser primerizo en un Gobierno de coalición y se juega mucho en las próximas contiendas electorales, como Galicia, País Vasco y las europeas, así como el posible adelanto en Cataluña. El objetivo de los socialistas no sólo pasa por atacar reiteradamente al PP, sino fagocitar, esta vez sí, a Sumar, aunque esperan que Podemos caiga por la propia inercia de las pasadas elecciones municipales y generales.
