En las entrañas de una ciudad con historia y tradición se anidan historias y curiosidades que aguardan ser descubiertas. Pamplona, capital de Navarra, no es la excepción. Conocida mundialmente por sus Sanfermines, esconde anécdotas y secretos que dan cuenta de un pasado y un presente que abrazan el espíritu de sus habitantes.
Algunas de estas historias son tan fascinantes que resultan increíbles a primera escucha, pero están tan arraigadas en la idiosincrasia local que se convierten en esenciales para comprender la ciudad en su totalidad. Acompáñame en este viaje por diez anécdotas que revelan el encanto oculto de Pamplona.
LOS ORÍGENES LEGENDARIOS DE PAMPLONA
Según la leyenda, la fundación de Pamplona se le atribuye a uno de los personajes más célebres de la historia: Tubal, nieto de Noé, quien terciara en la construcción de la ciudad tras el Diluvio Universal. Si bien la veracidad histórica de esta afirmación es discutible, esta narrativa aporta una capa de misticismo sobre los comienzos de la ciudad. El recinto fortificado, conocido como la Pamplona vieja o Alcazaba, guarda entre sus muros los vestigios de su pasado romano, visigodo y musulmán, dando muestra de la riqueza de influencias que han dejado su huella en esta parte de la península.
Las murallas que rodean el casco antiguo de Pamplona tienen historias que contar en cada una de sus piedras. Testigos de invasiones y asedios, son un recordatorio palpable de los conflictos que han moldeado la historia de la región. No en vano, el sistema defensivo de la ciudad es uno de los más completos y mejor conservados de España, siendo declaradas Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
En una de sus puertas más emblemáticas, la Puerta del Socorro, hay una anécdota que relata el heroico salvamento de la ciudad durante el asedio de 1521. Cuenta la leyenda que, a punto de ser conquistados, los pamploneses inundaron el túnel por el que el enemigo se disponía a entrar, alejando así el peligro de la ciudad.
CURIOSIDADES Y TRADICIONES CENTENARIAS
No hablamos de Pamplona sin mencionar a los Sanfermines, pero más allá de la celebración misma, hay detalles curiosos que pasan desapercibidos. Por ejemplo, el Chupinazo, que inaugura la fiesta, no siempre fue disparado desde el ayuntamiento. De hecho, este evento tuvo diversos lugares antes de establecerse como el inicio oficial en 1941.
Del mismo modo, muchos desconocen que la estatua de Hemingway, situada cerca de la Plaza de Toros, no está ahí por mera decoración. Es un tributo al escritor que internacionalizó los Sanfermines gracias a su novela «The Sun Also Rises» (Fiesta), publicada en 1926.
La tradición de los gigantes y cabezudos es otra de las manifestaciones culturales de las fiestas que data del siglo XVI. Estas representaciones, cargadas de simbolismo, bailan al son de la música, recorriendo las calles y alegrando corazones. Los gigantes, con sus movimientos elegantes, y los cabezudos, con su aspecto cómico y sus continuas bromas al público, son personajes esenciales en cualquier celebración de la ciudad.
Además, ¿sabías que Pamplona cuenta con uno de los jardines urbanos más antiguos de España? La Taconera, con su peculiar mezcla de jardines, baluartes y fosos con animales, no es sólo un espacio verde en medio de la ciudad, sino también un reflejo de la historia y la evolución urbanística de Pamplona.
PERSONAJES Y SUCESOS QUE MARCARON LA CIUDAD
Continuando con nuestro descubrimiento, nos topamos con personajes cuya influencia aún puede sentirse en las calles de la ciudad. ¿Quién no ha oído hablar de Julián Gayarre? Este tenor navarro es considerado uno de los mejores de la historia, y su legado perdura en el Teatro Gayarre, dedicado a su memoria y que sigue siendo uno de los principales centros culturales de Pamplona.
Por otro lado, el alumbrado público tiene en esta ciudad una página aparte en su historia. En 1890, pocos días después de la primera iluminación eléctrica pública en Madrid, Pamplona le siguió los pasos, con una instalación que fue pionera en la adopción de la electricidad en su casco urbano, marcando un hito en la modernización de las infraestructuras urbanas.
Y qué decir del ‘Encierro de la Villavesa’, un suceso insólito que tiene lugar el último día de los Sanfermines cuando se corre delante de un autobús de la mancomunidad –apelativo localmente conocido como «villavesa»– en lugar de los toros, una tradición espontánea que refleja el ingenio y buen humor de los pamploneses.
EL LEGADO MONUMENTAL Y NATURAL
Pamplona no sólo es el eco de su historia; es también sus parques y su compromiso con el medio ambiente. El Parque de la Media Luna, con su impresionante balcón natural sobre el río Arga, ofrece una vista panorámica que cautiva tanto a los locales como a los visitantes. Este pulmón verde, con sus senderos y bancos bajo árboles centenarios, invita a la reflexión y al sosiego en el bullicio urbano y representa esa simbiosis entre naturaleza y urbanismo por la que mucho se distingue a Pamplona.
Es igualmente notable cómo la ciudad se ha adaptado al río Arga, respetando su curso y convirtiéndolo en una vena vital que nutre el paisaje urbano. La senda fluvial permite a los residentes y turistas deleitarse con un paseo en contacto directo con el medio acuático, observando una variedad de especies que habitan en sus márgenes.
La concepción de la arquitectura moderna en Pamplona también merece mención. El Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, conocido como Baluarte, es un ejemplo de arquitectura contemporánea que se yergue como un referente cultural y vanguardista. Alberga a una gran variedad de eventos culturales y es muestra de cómo la ciudad mira hacia el futuro sin olvidar su pasado.
Pamplona, igualmente, aloja un impresionante compendio de arte sacro en la Catedral de Santa María la Real. Su claustro es considerado una joya del gótico y el lugar donde reposa el mausoleo de Carlos III ‘El Noble’, un tesoro de la escultura medieval, estrechamente vinculado con la historia de la monarquía navarra.
GAZTELUGATXE: UN ESCENARIO DE LEYENDA
Más allá de sus calles y plazas, los alrededores de Pamplona esconden escenarios que parecen sacados de cuentos de hadas. Uno de los tesoros paisajísticos más espectaculares es la isla de Gaztelugatxe, en Vizcaya. Esta joya natural, situada a poco más de dos horas en coche desde la capital navarra, ha cobrado popularidad internacional por servir de escenario en la serie de televisión ‘Juego de Tronos’.
El camino de piedra que asciende hacia la antigua ermita de San Juan de Gaztelugatxe, zigzagueando entre acantilados y mar embravecido, es una invitación al viajero a vivir una experiencia singular. Es un lugar que, si bien puede haber ganado fama reciente por su aparición en la pantalla, tiene una historia y una mística propias, con siglos de peregrinaciones y leyendas.
LA RIQUEZA GASTRONÓMICA Y VINÍCOLA
No podemos adentrarnos en la cultura pamplonesa sin degustar su rica oferta gastronómica. Los pimientos del piquillo de Lodosa, las alcachofas de Tudela y, por supuesto, el queso Idiazábal, son sólo algunas de las delicias con Denominación de Origen que se pueden encontrar en los mercados y restaurantes de la ciudad. Además, el acto de ir de ‘pintxos’ es una tradición que permite descubrir una vasta gama de sabores en pequeños bocados cargados de creatividad y tradición.
El maridaje de estos manjares con el vino de Navarra completa la experiencia sensorial. Sus viñedos envuelven la región con tonos verdes y púrpuras, y sus caldos, con uvas como la garnacha y tempranillo, son exponentes del buen hacer vinícola de la región. Cada año, vendimias y catas atraen a aficionados y conocedores de todo el mundo, ansiosos por explorar los matices de esta tierra.
Pamplona es así, una ciudad de capas superpuestas, donde leyendas ancestrales conviven con el pulso de la modernidad, los parques urbanos se hermanan con la arquitectura vanguardista, y la historia y cultura están siempre dispuestas a descorcharse como un buen vino. Su encanto oculto reside en esa mezcla, en ese equilibrio entre lo que fue y lo que está por venir, en el diálogo entre su gente, su patrimonio y sus visitantes. Porque descubrir Pamplona es, en última instancia, descubrir un reflejo de la diversidad y riqueza de España misma.