Desde los áridos desiertos de Marruecos hasta los animados mercados de Túnez, el cuscús es un platillo versátil que ha conquistado paladares alrededor del mundo. Este grano de sémola de trigo es como un lienzo en blanco para los cocineros, listo para absorber los aromas y sabores de las especias y caldos en los que se cocina.
Pero, lo que realmente transforma al cuscús es la creatividad con la que se fusiona con otros ingredientes, resultando en experiencias culinarias que trasladan al comensal a exóticos destinos con cada bocado.
2EL CUSCÚS, PROTAGONISTA EN TUNEZ

En Túnez, el cuscús toma otro cariz. La fusión de culturas en este país se manifiesta en su versión del cuscús, donde los sabores del Mediterráneo se encuentran con las tradiciones bereberes. El pescado y los frutos del mar son elementos distintivos del cuscús tunecino, que suele prepararse con un caldo picante y aromático, producto de la mezcla de especias como el comino, la cúrcuma y la harissa, una pasta de chiles que es esencial en la cocina local.
En la costa tunecina, el cuscús de mariscos es una verdadera delicia. Se cocina con una generosa porción de pescado, calamares y langostas, que son acompañados de verduras como pimientos y tomates, aportando un colorido contraste al plato. El resultado es una obra de arte culinaria que refleja la riqueza del mar Mediterráneo y satisface a los paladares más exigentes.