Desde los áridos desiertos de Marruecos hasta los animados mercados de Túnez, el cuscús es un platillo versátil que ha conquistado paladares alrededor del mundo. Este grano de sémola de trigo es como un lienzo en blanco para los cocineros, listo para absorber los aromas y sabores de las especias y caldos en los que se cocina.
Pero, lo que realmente transforma al cuscús es la creatividad con la que se fusiona con otros ingredientes, resultando en experiencias culinarias que trasladan al comensal a exóticos destinos con cada bocado.
4EXPLORANDO LA GASTRONOMÍA DEL MAGREB
La región del Magreb, cumbre del noroeste de África, es una tierra de contrastes donde las dunas del Sahara se encuentran con las aguas azules del Mediterráneo. Esta geografía diversa se refleja en un mosaico de recetas con cuscús que varían de un país a otro y de una región a otra. En Argelia, por ejemplo, el cuscús suele servirse con guisos de cordero o pollo y una variedad de verduras cocinadas hasta alcanzar una textura suave que complementa la ligereza del grano. De este modo, el cuscús no solo se erige como un plato principal, sino como una manifestación de la identidad cultural de un pueblo.
Los saharauis, habitantes del Sahara Occidental, preparan un tipo de cuscús conocido como «cuscús saharaui». Aunque menos conocido, es una rica demostración de cómo la cocina puede adaptarse al entorno extremo del desierto. Utilizan cuscús de mijo, más resistente a las condiciones áridas, y lo combinan con lo que la tierra les provee, como dátiles y verduras locales. Este es un ejemplo de cómo las tradiciones culinarias pueden ser tanto un acto de supervivencia como de celebración.
