50 años con Ábalos, el eterno líder del PSPV que soñó con destronar a Zaplana

La obscenidad que exuda la ‘Operación Delorme’ ha contribuido a que las caricaturas que abundan sobre José Luis Ábalos, retratado como primitivo y de dudosa ética sin que falten razones para ello, opaquen algunas de las contrastadas habilidades políticas de este diputado del Grupo Mixto con posiblemente con más lecturas, olfato y ‘mundo’ que la media del Congreso.

Hijo de torero y nieto de Guardia Civil, Ábalos creció en una familia humilde que tenía instalada una fábrica de muñecas en casa. Comenzó a trabajar a los 15, se afilió a las Juventudes Comunistas a los 17 y compatibilizó su célebre simpatía en una tienda de souvenirs frente a la Plaza de Toros de Valencia con sus estudios, Magisterio.

A los 21 años, en plena crisis del PCE por la miopía de Santiago Carrillo y la renuncia de algunos prebostes como Ramón Tamames, ¡ay!, se afilió al PSOE en vísperas del arrollador triunfo de Felipe González en 1982.

ÁBALOS DIO EL SALTO A LA GENERALITAT CON 28 AÑOS

Con apenas 23, en 1983, Ábalos se convirtió en jefe de Gabinete del Delegado del Gobierno en Valencia y 5 años después saltó a la Generalitat socialista al ser designado como mano derecha del conseller de Educación, Miguel Domènech, que le confió el cargo como director de Cooperación Internacional con el que cruzó el charco, se especializó en Perú, se enamoró de la bachata y volvió con el apodo de ‘Comandante’.

A principios de los 90 creó una ONG para trabajar en Latinoamérica, Fiadelso, convertida en lugar de colocación de su última mujer (y suegro), y ahora en liquidación por incumplir obligaciones tras haber recibido 5,8 millones de euros públicos sólo entre 2004 y 2014.

Ábalos
José Luis Ábalos se resiste a dejar el acta de diputado, como pide el PSOE

Los principios de los 90 fueron abruptos para el PSPV, que perdió la ciudad de Valencia en 1991, tras el acuerdo entre Rita Barberá y Unió Valenciana, y al año siguiente encargó a Ábalos reforzar el caótico y deprimido grupo municipal como asesor.

3 años después, el socialismo valenciano sufría una noche de pesadilla que duró tres décadas al perder la Generalitat Valenciana, las tres capitales de provincia y las tres diputaciones. Pese a lo cual, Ábalos flotó y se convirtió en líder del partido en Valencia capital, convirtiéndose en el número 2 de la lista municipal que perdió contra Barberá en 1999.

EL AÑO 2000, CLAVE PARA ÁBALOS

La salida de Joan Lerma de la Generalitat en 1995 conllevó una guerra fratricida en la segunda federación socialista con más afiliados del Estado, solo por detrás de Andalucía. El exconseller Joan Romero se hizo con el liderazgo en 1998 tras vencer por la mínima al exministro Antoni Asunción, que sin embargo fue candidato al año siguiente por la renuncia del vencedor, enfrentado con el ‘lermismo’.

Ábalos
Ábalos

En 1999 Zaplana y Barberá volvieron a ganar frente a los socialistas, inmersos en una crisis de la que intentaron salir con unas primarias en el año 2000 en las que partía como favorito José Luis Ábalos frente al ex secretario de Organización, Joan Ignaci Pla, apoyado por Lerma.

Pla logró dar la sorpresa y venció por 10 votos tras recibir el apoyo de última hora del exsecretario de Organización federal, Cipria Ciscar, que dejó colgado de la brocha a Ábalos, «que ganaba hasta cuando perdía», recuerdan voces del socialismo valenciano.

Y es que al hoy diputado del Grupo Mixto no le tembló el pulso a la hora de aceptar convertirse en vicesecretario general del PSPV, es decir, número 2 de Pla, que como candidato perdió en las autonómicas de 2003 y se estrelló en 2007.

El ‘abalismo’ pidió entonces la cabeza del líder, que intentó retener la baronía hasta que una filtración demostró que no había pagado las obras de su casa a una poderosa constructora. Lo cual le llevó a dimitir tras recibir una llamada desde Ferraz del entonces omnipresente ‘Pepiño’ Blanco.

Ábalos creyó que las primarias del PSPV en 2008 volvían a ser su momento, pero volvió a ‘ganar perdiendo’ tras advertir que no lograba recabar el número de avales suficientes. Por eso se hizo a un lado y apoyó a un joven alcalde del bastión socialista de Alaquás, Jorge Alarte, que venció por la mínima al alcalde de Morella que posteriormente devolvería al PSPV al poder, Ximo Puig.

José Luis Ábalos pasó de rival a apoyo de Jorge Alarte, elegido líder del PSPV en 2008

El socialismo valenciano ya sabía entonces que sufría un problema profundo que le impedía acercarse en las urnas al PP de Francisco Camps, que pese a la corrupción generalizada de su partido venció cómodamente en 2009 a Alarte.

Esta derrota facilitó que Puig se desquitase en las primarias de 2012 frente a Alarte, que hizo mutis por el foro mientras Ábalos demostraba ese año sus habilidades al vencer con autoridad en otras primarias del PSPV, esta vez en la provincia de Valencia.

Para entonces, Ábalos había cambiado en 2009 el Ayuntamiento de Valencia por el Congreso, al que accedió de rebote tras el nombramiento como ministro de Fomento del entonces secretario de Organización del PSOE, José Blanco, que incorporó a su Ministerio a la diputada que estaba por encima del que luego sería su émulo, con una pata en Ferraz y otra en La Moncloa.

El triunfo de la izquierda valenciana en 2015 pilló fuera de foco a nuestro protagonista, que se rehizo en Madrid al apoyar en 2016 a Pedro Sánchez, que subido al ‘No es no’ barrió a la vieja guardia socialista y la mayoría de barones en las primarias en las que el valenciano ejerció de jefe de campaña y portavoz.

En 2017 Ábalos defendió la moción de censura que llevó al poder a Sánchez, que le había confiado la secretaría de Organización del PSOE y también lo haría con Fomento hasta que se ‘divorciaron’ en 2021 las brumas éticas de su hombre para todo.

Ábalos fue clave en la toma del poder de Sánchez en el PSOE y el Gobierno

Ábalos, como premio de compensación, recibió la presidencia de la Comisión de Interior, fue designado número 2 del PSOE por Valencia en las últimas generales y recibido el pasado otoño por Sánchez en La Moncloa tras 3 años de silencio entre ambos.

No hay que olvidar que el presidente del Gobierno e Iván Redondo le reían hace unos años las gracias al ahora caído, al que su desparpajo televisivo no quita un milímetro de responsabilidad política (veremos si penal).

Ábalos, 64 años, casado por 3 veces y padre de 5 hijos, ha vuelto a relacionar al socialismo con la corrupción un cuarto de siglo después del triste final de Felipe González, ayer ‘Míster X‘ y hoy hombre de Estado para la prensa conservadora.