Carles Puigdemont y Salvador Illa acorralan a Pere Aragonès a un mes de las elecciones del próximo 12 de mayo en Cataluña. Los líderes de Junts y PSC, respectivamente, han centrado su campaña en dos vías opuestas, sin reconciliación posible a priori y con la confrontación progresiva a la espera de sorpresas en la campaña electoral que comenzará en dos semanas.
Puigdemont no descarta ser detenido, tal y como explican fuentes no oficiales de Junts. Esta opción, tal y como explicó este medio, crece y hace temblar al PSOE y La Moncloa porque sería un golpe de efecto que dejaría sin reacción al PSC, cuyo líder protagonizó la foto con Santiago Abascal, Pablo Casado e Inés Arrimadas –Vox, PP y Ciudadanos– una semana después del 1-O.
Desde entonces, el PSC ha dado su voto a favor de la aplicación del 155 y condenado la xenofobia de Puigdemont, pero también se ha mostrado favorable a los indultos y la amnistía. Todo en solo seis años. Illa trata así de borrar la hemeroteca más reciente para volver a recuperar el espíritu del Estatuto que confeccionó Pasqual Maragall y refrendó el PSOE en el Congreso de los Diputados, pero que después fue tumbado por el Tribunal Constitucional. Todo un regreso al pasado, al epicentro del movimiento independentista y la situación que favoreció el crecimiento sin precedentes de la extinta CiU de Artur Mas.
Los socialistas de Illa apuestan por una línea continuista, con Salvador Illa como máximo exponente, seguido de Alícia Romero, gurú económica del PSC y una gran comunicadora de las medidas que se adoptan, así como organizadora de las líneas a seguir para tratar de sacar a Cataluña de la decadencia en la que se ha sumergido desde 2014. «Es una década perdida, pero tratamos de superarla», apuntan desde el bloque socialista.
El PSC tratará de gobernar con la convicción de poder cerrar un acuerdo que detenga a la derecha y extrema derecha, sin descubrir por ahora si habría un pacto con ERC y los ‘Comuns’ de Jessica Albiach, pero tampoco se descarta una alianza con Junts de Carlos Puigdemont.
ILLA DESEMPOLVA EL ESTATUT TUMBADO POR EL TC
La medida estrella de la precampaña del PSC es crear un ente mixto entre la Generalitat y el Gobierno para recaudar y gestionar todos los impuestos de Cataluña. Es decir, IRPF, Sociedades y el IVA. Se trata de tres tributos clave y por el que el nacionalismo y el independentismo han luchado desde 2006 escudándose en el «expolio fiscal» que sufre la comunidad. De convertirse en una realidad, la Agencia Tributaria desaparecería para convertirse en la destinataria del dinero que pacten el Estado y el territorio catalán.
En definitiva, convertir a Cataluña en un ente independiente económicamente al aplicar una fórmula similar al concierto vasco. Eso sí, las arcas catalanas se encuentran en una situación muy complicada, con una deuda insostenible y sin fondo alguno para hacer frente al tener que seguir pagando los rescates. Eso sí, con Illa en la Generalitat, el Govern tendría el alivio del pacto llegado entre PSOE y ERC para activar las quitas de deuda, que supone un ahorro de 15.000 millones durante la próxima década.
PUIGDEMONT Y EL ARTE DE LA CONFRONTACIÓN
La estrategia de Carles Puigdemont, por su parte, es la vía dura contra el Estado. El expresidente de la Generalitat, investigado por terrorismo en el caso Tsunami Democràtic, ha cambiado Waterloo por el sur de Francia, a tan solo una decena de kilómetros con la frontera española.
La cercanía de su nueva residencia ha desatado la hipótesis de la detención como una de las principales armas electorales para levantar al independentismo del asiento y salir a votar masivamente. El desafío, además, está alentado por el plebiscito planteado por Jordi Turull, mano derecha de Puigdemont. «Las elecciones autonómicas serán un plebiscito entre Puigdemont y Sánchez», ha afirmado.
Los independentistas que llevaron al límite al Estado de Derecho tienen claro que el referéndum es el siguiente objetivo, pero para ello deben despertar a los descontentos, desilusionados y también recuperar a quienes les abandonaron en las últimas elecciones generales. «Puigdemont busca ser presidente de la Generalitat, salir del exilio y volver al lugar que le corresponde en Cataluña», afirman fuentes no oficiales de Junts, pero conocedoras de la situación.
La detención está encima de la mesa y es un escenario que debe medirse en tiempo y forma, pero también en términos políticos
«La detención está encima de la mesa y es un escenario que debe medirse en tiempo y forma, pero también en términos políticos. ¿Crees que Sánchez aceptaría la detención sin más cuando van a aprobar la amnistía?», reflexionan las mismas fuentes. No hay respuesta a esa pregunta. En el PSOE y en Ferraz, según las fuentes consultadas, no se trabaja con hipótesis, pero sí muestran nerviosismo ante un escenario que escapa a su control. «De hacerse, podría la situación más tensa», han considerado.
EL PSC TEME LA DETENCIÓN DE PUIGDEMONT
En el PSC son más explícitos y muestran su temor a una detención. «Nos rompería la campaña», han destacado las mismas fuentes. Y es que, Illa ha centrado esta precampaña en la economía, los funcionarios y los servicios públicos, una estrategia que ganaría adeptos entre el electorado de ERC, cuya caída sería aún histórica. Por el momento, los republicanos de Pere Aragonès sufrían una derrota durísima, mientras Puigdemont no lograría los 30 escaños. El PSC, por su parte, ganaría, pero se quedaría sin poder gobernar en solitario.
Y es que, las proyecciones apuntan hasta los 45 escaños para Illa, frente a los 20 de ERC, a solo tres de la mayoría absoluta. Esta diferencia obligaría a reeditar el tripartito de Maragall y José Montilla, pero esta vez con los ‘morados’ de Albiach. No obstante, si Puigdemont fuera detenido, el escenario cambiaría por completo y la brecha de tres escaños podría exigir un mayor número de diputados. «Todo dependerá primero de nuestro resultado, pero también de ERC y los ‘Comuns’», han destacado fuentes políticas. Así las cosas, la contienda no ha hecho más que empezar, aunque cualquier vía será una confrontación, hasta el punto de alcanzar una Cataluña ingobernable.
En ese escenario, las elecciones generales podrían adelantarse de nuevo, previsiblemente para otoño. Todo con el fin de que la sociedad convalide, o no, la amnistía, los pactos con los independentistas y quizá cambios en las CCAA gobernadas hasta ahora en solitario por los separatistas. Con todo, las fuentes consultadas destacan que será un cuerpo a cuerpo entre Puigdemont e Illa. «Aragonès está anulado y sin rumbo», finalizan.