Pedro Sánchez es un superviviente. Es un hecho indiscutible. Se ha librado de pagar los platos de los pactos de los socialistas con Junts, ERC, Bildu, PNV y BNG; sale indemne, por el momento, del caso Begoña Gómez, que afecta directamente a su esposa; y se muestra convencido de que su discurso para frenar a la «ultraderecha» es más que aceptado para mantener plazas y asientos en Europa de cara a los comicios del 9-J. Además, al PSOE no le pasa factura la amnistía, a pesar de las bajas y fuertes choques internos en su propio partido, con un recurso anunciado por el propio Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha.
En Ferraz respiran tranquilos, a pesar de jugar la partida de ajedrez más compleja de la historia democrática del PSOE. «Estamos en zugzwang», apuntan fuentes internas del partido socialista. Este término alemán es muy utilizado y estudiado en escuelas y colegios asiáticos; y muestra una situación peliaguda para el jugador que debe mover.
El concepto es que el jugador de blancas o negras está obligado a mover y sea la ficha que sea, se encontrará en una posición claramente en desventaja frente al rival. La situación se suele dar en los finales, cuando hay una red de mate, o bien una posición donde un peón suele ser la clave para rematar la partida. En resumen, hacer que el rival mueva en beneficio del contrario.
SOMBRAS EN LA AMNISTÍA DE PEDRO SÁNCHEZ
«En esta situación estamos ahora», apostillan las fuentes. La salida de Zaida Cantera, fichaje estrella del PSOE en las generales de 2015, ha supuesto un mazazo con un sabor agridulce. La excomandante saltó a la fama por denunciar el acoso en el Ejército y el PSOE hizo bandera de ello, hasta la colocó de número seis por Madrid, puesto más que asegurado para iniciar su carrera política. No obstante, la exmilitar votó a favor de la amnistía antes de dejar su escaño.

«El servicio al partido antes que la convicción personal», justifican las fuentes consultadas. Lo mismo ocurre con los diputados castellanomanchegos del PSOE, cuyo jefe de filas se opone a la amnistía, pero la votaron favorablemente. «El doble discurso es el único recurso que nos queda», destacan las fuentes, que muestran cierto hartazgo en el seno socialista ante la necesidad de estar justificando lo injustificable. «El vídeo de Junts fue demasiadas veces comentado» a nivel interno. En este sentido, se refieren a la hemeroteca recogida por los de Carles Puigdemont para demostrar una nueva «derrota del régimen del 78».
En las imágenes, Pedro Sánchez, Salvador Illa, Carmen Calvo y varios miembros o exmiembros del Ejecutivo afirman que no habrá amnistía, ni tampoco indultos ni pactos con Junts. Una fría hemeroteca que demuestra tan solo la venta de principios por siete votos. Las mismas fuentes, no obstante, destacan la «pobre oposición» de PP y Vox a la hora de afrontar esta etapa de polarización. «El nivel es muy bajo en este momento y la sociedad se percibe como alejada de la política. Solo hay que ver las cifras de las manifestaciones de Génova 13», apuntan.
JUNTS Y ERC ACERCAN POSTURAS TRAS LA GUERRA
Mientras de esto se habla en ‘petit comité’ en Madrid, en Cataluña las fuerzas del bloque independentista se movilizan para certificar el zugzwang para el PSOE. Junts y ERC, por mal que se lleven, tienen un objetivo prioritario común y dan de lado a cualquier batalla por la hegemonía independentista para frenar el avance del PSC de Salvador Illa. En un inicio, Oriol Junqueras y Marta Rovira tratan de negociar con los socialistas tanto en Madrid como en Cataluña.

Junts, como ha hecho en cada fase de la negociación con el PSOE, tensa la cuerda y trata de acercar posturas con ERC, como si de una nueva reedición de la coalición del ‘procés’ se tratara. La apuesta por un nuevo JxSí, esta vez sin la losa de los «presos» y con una amnistía que se publicará en el BOE próximamente. La jugada de Puigdemont es tratar de montar un bloque independentista para frenar el avance de los socialistas catalanes en las instituciones y lo hacen con la amenaza velada de romper el pacto de investidura si Pedro Sánchez no accede a entregar la Generalitat a Junts.

Por el momento, las negociaciones entre ERC y Junts para repartirse los principales sillones de la Mesa del Parlament avanzan a buen ritmo, toda vez que su composición se conocerá tras los comicios del 9-J, tras las elecciones europeas, el próximo 12 de junio. Está por ver si Junts hará hacer valer su condición de partido más votado dentro del bloque independentista en esta negociación. Por el momento, quien ha gobernado ha permitido que la Mesa del Parlament sea para el segundo más votado, una muestra de entendimiento que ERC necesita ahora con más urgencia tras el batacazo electoral en Cataluña, con la pérdida de casi la mitad de los votos.
Si ERC se hiciera con la Mesa del Parlament, desalojaría a los socialistas de puestos clave. Aunque en todas las casas cuecen habas. Y no se descarta una maniobra arriesgada con la legislatura ya iniciada, como sería dejar vendido a Junts tras obtener su respaldo para presidir el Parlament y entregar después la Generalitat al PSC de Illa con la ayuda de los Comuns. Por el momento, este escenario es remoto, toda vez que Marta Rovira se ha sumado a la tesis de la repetición electoral si Puigdemont no es presidente, porque el candidato Salvador Illa no tendría los votos no solo de Junts, la CUP y Aliança Catalana. Tampoco los de Esquerra.
«La decisión se tomará en Cataluña e Illa se ha ganado el derecho a decidir con quién gobierna», según apuntan tanto Ferraz como Pallars. En Junts, solo Puigdemont es el candidato, mientras ERC acerca posturas entre el pragmatismo y el precipicio. Y es que, a nadie se le escapa que una repetición electoral dejaría muy tocado a Esquerra, más cuando Puigdemont, presuntamente, podría pasearse por Cataluña. Por ahora, la justicia deja en jaque esa hipótesis cuando los fiscales del 1-O y las acusaciones particulares consideran que la prevaricación no está contemplada en la medida de gracia.