El estafador más tonto del mundo existe y su historia recorrió el mundo. Se trata del estafador Albert Bailey, quien desató una insólita estrategia para poder estafar a un banco que no le salió como quería.
Todo sucedió en 2010 en Connecticut cuando este estafador necesitaba conseguir dinero con suma urgencia y se le ocurrió asaltar a un banco de una forma poco convencional. De esta manera, no sólo no logró obtener el dinero sino que también fue apresado rápidamente y condenado a nueve años de prisión.
Cómo fue la estrategia del estafador más tonto del mundo
Albert Bailey tenía que obtener dinero de manera rápida y fácil por lo que la opción de robar un banco le pareció la mejor. Una vez que delimitó su objetivo pensó la estrategia menos eficiente del mundo pero que, en ese momento, le pareció la atinada. Él mismo sabía que tenía que pasar la menor parte del tiempo en el banco porque la policía llegaría rápidamente apenas se enteraran del robo por lo que decidió elaborar esta táctica ineficiente.
Como Albert tenía un cerebro privilegiado y quería que el robo sea lo más rápido posible, decidió llamar al banco y les dijo: “Estoy de camino al banco, pongan 100 mil dólares en una bolsa y ténganla lista para cuando yo llegue”. Al poco tiempo, Albert llegó a la institución exigiendo que le dieran su bolsa de dinero y se encontró con que el lugar estaba repleto de agentes listos para atraparlo. Gracias a su estrategia, los policías ya le habían preparado una celda con anticipación. Fue sentenciado a nueve años.
Como el estafador de Connecticut, otros robos insólitos en el mundo

En el mundo de la delincuencia no existen las reglas y, aunque muchos atracos se convirtieron en los más increíbles, otros fueron noticia por la poca eficiencia del estafador. Tal es el caso de dos ladrones belgas que ingresaron a una tienda de cigarrillos electrónicos para cometer su delito y, el dueño del local tuvo una brillante idea: les dijo que volvieran a las 6 de la tarde porque era el momento en el que la caja tenía más dinero.
Lo cierto es que, con esta estrategia, los maleantes eligieron hacerle caso y, cuando regresaron, la policía los estaba esperando. La misma suerte corrieron dos estafadores de Skegness, en Lincolnshire, Reino Unido, quienes fueron apresados y condenados a prisión luego de que se hicieran selfies robando miles de libras esterlinas de máquinas apostadoras y las publicaran en redes sociales el resultado de su botín.