Las rotondas, esas glorietas que salpican nuestras carreteras y ciudades, se diseñaron con la noble intención de agilizar el tráfico y reducir los puntos de conflicto directo, pero la realidad cotidiana demuestra que a menudo se convierten en escenarios de confusión, vacilación y, lo que es más preocupante, maniobras peligrosas. Una de las prácticas que más exasperación causa, no solo entre los conductores prudentes sino también en las autoridades, es esa costumbre de salir de la glorieta directamente desde un carril interior, cruzándose temerariamente por delante de quienes circulan correctamente por el exterior. Esta acción, tan frecuente como arriesgada, está en el punto de mira de la DGT por ser un foco constante de incidentes y poner en jaque la seguridad vial que tanto se persigue.
El problema radica fundamentalmente en una mezcla de desconocimiento de la normativa específica que rige la circulación en estas intersecciones giratorias y, en otras ocasiones, en una peligrosa impaciencia o un exceso de confianza al volante que lleva a ignorar las reglas más básicas de prioridad y posicionamiento. Muchos conductores parecen olvidar que una rotonda no es simplemente una curva continua, sino una vía con sus propios carriles y normas de uso, donde la anticipación y la correcta señalización son cruciales para evitar sobresaltos. La maniobra de «corte» desde el interior no solo es antirreglamentaria, sino que genera situaciones de alto riesgo, obligando a otros usuarios a frenar bruscamente o a realizar maniobras evasivas para evitar la colisión, un comportamiento que la Dirección General de Tráfico busca erradicar con información y, cuando es necesario, con sanciones.
5EL ARTE DE ANTICIPAR: CONDUCCIÓN DEFENSIVA MÁS ALLÁ DE LA NORMA

Aunque conocer y aplicar la normativa es el primer paso esencial para circular correctamente por una rotonda, la realidad del tráfico nos obliga a ir un paso más allá, adoptando una actitud de conducción defensiva y anticipativa. Esto implica no solo cumplir nosotros con las reglas, sino también estar preparados para los posibles errores o imprudencias de los demás conductores, como la peligrosa salida desde el carril interior que tanto preocupa a la DGT. Observar atentamente el comportamiento de los vehículos que circulan por los carriles interiores, especialmente cuando nos aproximamos a una salida circulando por el exterior, puede darnos un tiempo precioso para reaccionar y evitar un susto o algo peor.
La conducción defensiva en glorietas también pasa por mantener una velocidad adecuada que nos permita controlar nuestro vehículo y reaccionar a imprevistos, mantener una distancia de seguridad suficiente con el coche que nos precede y evitar distracciones. La paciencia es otra virtud indispensable; es preferible dar una vuelta más a la rotonda si no hemos podido situarnos en el carril exterior con seguridad a tiempo, que forzar una maniobra ilegal y arriesgada. En última instancia, la seguridad en estas infraestructuras es una responsabilidad compartida, y fomentar una cultura de respeto y prudencia es tan importante como la propia labor de vigilancia y sanción que ejerce la DGT, contribuyendo todos a un tráfico más fluido y seguro.