La ansiedad es una compañera habitual en el día a día para muchas personas. Aparece entre reuniones, durante una espera o al final de una jornada agotadora. En esos momentos, el cuerpo no siempre pide comida por hambre real, sino como un intento de aliviar el malestar emocional, y es ahí cuando el picoteo entre horas se convierte en una respuesta automática. Aunque parezca inofensivo, este hábito puede arruinar cualquier intento de mantener una alimentación equilibrada y tiene consecuencias que van más allá del aumento de peso.
Conscientes de este problema, muchos nutricionistas han comenzado a aplicar estrategias sencillas pero eficaces para romper ese ciclo. Entre todas ellas, hay un truco especialmente eficaz que apenas requiere cinco minutos y no implica alimentos ni suplementos. Este recurso, que cada vez recomiendan más expertos, actúa directamente sobre la ansiedad. Calmar el sistema nervioso de forma natural y recuperar el control sobre el impulso puede marcar una gran diferencia, por ello te enseñamos cómo hacerlo.
2El poder del agua y los gestos simbólicos

Otro truco muy recomendado por nutricionistas consiste en beber un vaso de agua lentamente cuando se siente la urgencia de picar. Este gesto, aunque simple, tiene dos funciones clave. Primero, rehidrata el cuerpo, ya que muchas veces se confunde la sed con hambre. Segundo, introduce una pausa que permite al cerebro procesar lo que está ocurriendo. Esa pequeña acción interrumpe el automatismo del picoteo y da tiempo para reflexionar si lo que sientes es realmente hambre o es ansiedad.
Beber agua también se convierte en un acto simbólico de autocuidado. En lugar de ceder al impulso de comer lo primero que se encuentra, se responde con un gesto consciente y saludable. En ese sentido, este pequeño ritual ayuda a construir una nueva relación con la comida, en la que la respuesta a la ansiedad no es llenar el estómago, sino atender al cuerpo de forma respetuosa.