sábado, 31 mayo 2025

La Agencia Europea de Medicamentos recomienda dejar de usar el antibiótico más usado en España

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha encendido las alarmas con una recomendación que podría suponer un cambio profundo en la manera en la que se prescriben los antibióticos en España. Tras una revisión exhaustiva de la eficacia y los riesgos de la azitromicina, el organismo europeo plantea restringir significativamente su uso. Esta decisión se enmarca dentro de una estrategia más amplia para frenar el preocupante avance de las resistencias bacterianas.

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Conocida por muchos como “el antibiótico de las tres pastillas”, la azitromicina ha sido durante años una opción recurrente para tratar infecciones de todo tipo, desde problemas respiratorios hasta cuadros relacionados con enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, los expertos del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP), dependiente de la Agencia Europea de Medicamentos, han detectado un uso excesivo e inadecuado que está acelerando la pérdida de eficacia de este fármaco. Las nuevas directrices suponen un antes y un después en la lucha contra uno de los desafíos sanitarios más serios del siglo XXI.

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La Agencia Europea de Medicamentos propone restricciones clave a este fármaco

Fuente: Pexels

La Agencia Europea de Medicamentos sugiere eliminar el uso de la azitromicina en varias indicaciones que, hasta ahora, eran comunes en las consultas. Entre las más destacadas está su prescripción para tratar el acné vulgar moderado, una decisión que responde a la falta de evidencia sólida sobre su eficacia en este tipo de patologías. También se desaconseja su uso para erradicar la bacteria Helicobacter pylori, vinculada a úlceras gástricas, y para prevenir crisis asmáticas, un empleo que no ha demostrado beneficios consistentes en estudios recientes.

Según la Agencia Europea de Medicamentos, mantener estas indicaciones supone un riesgo innecesario, ya que fomenta el uso generalizado del medicamento sin garantías claras de efectividad. El objetivo ahora es racionalizar su empleo, asegurando que solo se utilice en contextos donde se haya comprobado su utilidad clínica. Esta decisión no solo afecta a los médicos, sino también a los pacientes, que deberán adaptarse a nuevas pautas de tratamiento y confiar en alternativas terapéuticas más seguras y efectivas.

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