martes, 3 junio 2025

La Agencia Europea de Medicamentos recomienda dejar de usar el antibiótico más usado en España

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha encendido las alarmas con una recomendación que podría suponer un cambio profundo en la manera en la que se prescriben los antibióticos en España. Tras una revisión exhaustiva de la eficacia y los riesgos de la azitromicina, el organismo europeo plantea restringir significativamente su uso. Esta decisión se enmarca dentro de una estrategia más amplia para frenar el preocupante avance de las resistencias bacterianas.

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Conocida por muchos como “el antibiótico de las tres pastillas”, la azitromicina ha sido durante años una opción recurrente para tratar infecciones de todo tipo, desde problemas respiratorios hasta cuadros relacionados con enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, los expertos del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP), dependiente de la Agencia Europea de Medicamentos, han detectado un uso excesivo e inadecuado que está acelerando la pérdida de eficacia de este fármaco. Las nuevas directrices suponen un antes y un después en la lucha contra uno de los desafíos sanitarios más serios del siglo XXI.

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Un problema de salud pública en el centro del debate

Fuente: Pexels

La recomendación de la Agencia Europea de Medicamentos no se produce en el vacío. En los últimos años, el aumento de las resistencias antimicrobianas se ha convertido en un problema de salud pública urgente, que en España ya causa alrededor de 3.000 muertes anuales. La EMA advierte que el uso inapropiado de antibióticos como la azitromicina está acelerando este fenómeno, comprometiendo la eficacia de tratamientos clave y amenazando con dejar a la medicina sin herramientas frente a infecciones comunes.

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Por ello, el organismo insiste en que los antibióticos deben recetarse con mayor responsabilidad, tras una evaluación rigurosa del balance entre riesgos y beneficios, y teniendo en cuenta la prevalencia local de resistencias. Estas nuevas recomendaciones deberán ahora ser evaluadas por la Comisión Europea, que decidirá si las implementa de manera vinculante en todos los Estados miembros. Mientras tanto, tanto profesionales sanitarios como pacientes están llamados a revisar sus hábitos y actuar con mayor prudencia. La salud colectiva está en juego.

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