El krapfen alemán es uno de esos dulces que enamoran desde el primer bocado con su suave y esponjoso exterior y con un relleno que puede ir desde la clásica mermelada de albaricoque hasta la crema pastelera o el chocolate. Con origen en la tradición centroeuropea, este bollo frito se ha convertido en protagonista indiscutible del Carnaval y otras festividades, aunque cualquier momento es perfecto para disfrutarlo.
A medio camino entre el donut y el berliner, el krapfen alemán se distingue por su textura delicada y ese toque mantecoso que lo hace irresistible. Prepararlo en casa no solo permite jugar con los rellenos y adaptarlo a todos los gustos, sino que también garantiza un resultado mucho más sabroso que el de cualquier versión industrial. A continuación, te enseñaremos la receta paso a paso para obtener unos krapfen alemanes que bien podrían salir de una pastelería tradicional de Múnich.
2Preparación paso a paso del auténtico krapfen alemán

El primer paso para preparar un buen krapfen alemán es activar la levadura con un poco de leche templada y una cucharadita de azúcar. Tras unos minutos, se mezcla con el resto de los ingredientes hasta obtener una masa homogénea, que se amasa durante al menos 10 minutos hasta que esté elástica y suave. Una vez lista, se deja reposar en un bol engrasado y tapado con un paño húmedo, en un lugar cálido, durante una hora y media o hasta que duplique su volumen.
Cuando la masa del krapfen alemán haya levado, se estira con un rodillo sobre una superficie enharinada hasta dejarla de un grosor de aproximadamente un centímetro. Se cortan círculos de unos 6 a 8 cm de diámetro, se dejan reposar tapados otros 30 minutos y, finalmente, se fríen en abundante aceite caliente por ambos lados hasta dorar. Se escurren sobre papel absorbente, se rellenan con una manga pastelera y se espolvorean con azúcar glas al gusto.