El krapfen alemán es uno de esos dulces que enamoran desde el primer bocado con su suave y esponjoso exterior y con un relleno que puede ir desde la clásica mermelada de albaricoque hasta la crema pastelera o el chocolate. Con origen en la tradición centroeuropea, este bollo frito se ha convertido en protagonista indiscutible del Carnaval y otras festividades, aunque cualquier momento es perfecto para disfrutarlo.
A medio camino entre el donut y el berliner, el krapfen alemán se distingue por su textura delicada y ese toque mantecoso que lo hace irresistible. Prepararlo en casa no solo permite jugar con los rellenos y adaptarlo a todos los gustos, sino que también garantiza un resultado mucho más sabroso que el de cualquier versión industrial. A continuación, te enseñaremos la receta paso a paso para obtener unos krapfen alemanes que bien podrían salir de una pastelería tradicional de Múnich.
3Un cierre dulce para una receta con historia

Preparar krapfen alemán en casa no solo es una experiencia deliciosa, sino también una forma de acercarse a la repostería europea más tradicional. Este dulce, que tiene siglos de historia en Alemania y Austria, sigue conquistando paladares en todo el mundo gracias a su sabor suave y su versatilidad. Con esta receta, cualquiera puede lograr resultados de pastelería sin necesidad de salir de casa.
Además, el krapfen alemán es una excelente opción para compartir en celebraciones familiares, reuniones con amigos o simplemente para darse un capricho en una tarde tranquila. Servido con un café o un chocolate caliente, se convierte en ese detalle que transforma un momento cualquiera en algo especial. Porque hay sabores que no necesitan presentación, y este es, sin duda, uno de ellos.