La increíble travesía en tren por el norte de España que National Geographic eligió como la más bella de Europa despierta la curiosidad de cualquiera que ame los viajes y los paisajes que quitan el aliento, una ruta ferroviaria que serpentea entre acantilados salvajes y el inmenso azul del Cantábrico ofreciendo vistas sencillamente espectaculares a cada giro del camino, una experiencia única que justifica plenamente el reconocimiento internacional. La elección de National Geographic no es casualidad, pues subraya la singularidad de este trayecto, una joya oculta en la costa vasca que regala momentos inolvidables a quienes se deciden a recorrerla sobre raíles, descubriendo pueblos marineros con encanto y una naturaleza indómita que se muestra en todo su esplendor.
Este recorrido ferroviario, conocido localmente como el Ferrocarril de la Costa Vasca, es mucho más que un simple medio de transporte; es un balcón privilegiado hacia uno de los litorales más dramáticos y hermosos de la península ibérica, un viaje lento que permite saborear cada kilómetro y sentir la brisa marina incluso desde la ventanilla, conectando pequeñas localidades con una autenticidad que el paso del tiempo parece haber respetado. Desde el asiento, se despliega un tapiz de verdes intensos que se encuentran abruptamente con el mar, creando un contraste visual fascinante que se graba en la retina, una invitación constante a la contemplación y a la desconexión del ritmo frenético del día a día. Prepararse para esta aventura es abrir la puerta a una perspectiva diferente del norte, una que se mueve al compás pausado de las vías.
2POR QUÉ NATIONAL GEOGRAPHIC QUEDÓ FASCINADO POR ESTE TRAYECTO

La prestigiosa revista National Geographic no escatima elogios cuando encuentra algo verdaderamente excepcional, y en el caso de esta travesía en tren, la elección como la más bella de Europa subraya la calidad y singularidad de la experiencia que ofrece, una ruta que combina la comodidad del viaje en tren con la espectacularidad de un paisaje que rara vez se puede observar desde otra perspectiva, la combinación de acantilados vertiginosos, playas escondidas, pequeñas calas y el omnipresente mar Cantábrico crea un telón de fondo inigualable. El tren, al seguir la línea de la costa, permite asomarse a vistas que son inaccesibles por carretera o incluso a pie, una ventana única a la geomorfología de la costa y a la fuerza del océano Atlántico en su encuentro con la tierra, ofreciendo postales que son difíciles de olvidar y que justifican por sí solas la fama adquirida.
Además de la belleza natural, la ruta también ofrece un viaje a través de la cultura y la historia de la región, pasando por pueblos con fuertes tradiciones marineras, una gastronomía única y un carácter propio muy marcado, la suma de todos estos elementos convierte el simple hecho de ir de un punto A a un punto B en una aventura completa para los sentidos, un recorrido que nutre tanto la vista como el espíritu, una travesía en tren que invita a la reflexión y a la apreciación de la naturaleza en su estado más puro y salvaje. National Geographic, con su enfoque en la exploración y la conservación del planeta, reconoció en este trayecto no solo una ruta escénica de primer nivel, sino también un ejemplo de cómo la infraestructura puede coexistir con un entorno natural de gran valor, poniendo en valor la belleza de un rincón de España que merece ser descubierto y preservado para las futuras generaciones, un testimonio de la riqueza paisajística que atesora el norte.