‘MasterChef’ vivió este lunes una de sus noches más esperadas: la gran final de su última edición. Tras más de tres meses de competición, solo Bea, Ana, Gabriela e Ismael llegaron con posibilidades de alzarse con el título. Con la reciente expulsión de Elena, el ambiente en las cocinas estaba cargado de nervios, ilusión y el gran objetivo de conquistar a los jueces con un plato que superara todas las expectativas.
En esta última entrega, ‘MasterChef’ no defraudó. Los finalistas se enfrentaron a una serie de retos técnicos y exigentes, como es habitual en las finales del programa. La tensión fue aumentando a medida que se acercaba el momento de conocer al ganador, y entre catas, valoraciones y comentarios inesperados, los espectadores fueron testigos de un capítulo con emociones a flor de piel.
1Un reto clásico que puso a prueba el temple de los finalistas
‘MasterChef’ arrancó la final con una de sus pruebas más clásicas y temidas: seguir al chef paso a paso. En esta ocasión, el invitado fue el cocinero asturiano Nacho Manzano, quien no les dio tregua. Los aspirantes debían reproducir su plato en tiempo real, al mismo ritmo que él, sin pausas ni repeticiones. Una verdadera simulación del ritmo profesional que vive una cocina real.
Durante la elaboración, los finalistas demostraron tener diferentes niveles de destreza y concentración. El jurado observó cada movimiento con atención, analizando tanto la técnica como la actitud de cada uno. Este reto, que fue clave en la trayectoria del programa, sirvió también para destacar los avances individuales de los concursantes a lo largo de la edición.
