La rutina nocturna es mucho más que una serie de pasos antes de ir a la cama; se trata de un hábito que influye directamente en la calidad del sueño y en el bienestar mental. Psicólogos y expertos en salud coinciden en que crear un ambiente adecuado y preparar al cuerpo para descansar es clave para conciliar un sueño profundo y reparador. En un mundo donde el estrés y las preocupaciones son parte del día a día, contar con una rutina nocturna adecuada se convierte en una herramienta fundamental para desconectar y cuidar la salud mental.
Cada persona tiene sus propios rituales antes de dormir, pero los especialistas sugieren que hay ciertas prácticas universales que ayudan a calmar la mente, como reducir el uso de pantallas e incorporar técnicas de relajación, acciones que forman parte de una rutina nocturna pensada para crear un puente entre la actividad diaria y el descanso. Lo interesante es que no requiere grandes cambios, sino pequeños ajustes constantes que pueden transformar la manera en que se vive la noche.
1Desconexión digital para preparar el cerebro

Una de las recomendaciones más destacadas dentro de la rutina nocturna es la de limitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir. La luz azul que emiten las pantallas interfiere con la producción de melatonina, la hormona responsable de inducir el sueño. Por eso, los psicólogos insisten en que reducir el tiempo frente al móvil, la televisión o el ordenador es un paso imprescindible para favorecer un descanso de calidad.
Sustituir esa última hora de exposición digital por actividades relajantes es un cambio sencillo con un gran impacto. Leer un libro, escuchar música tranquila o practicar ejercicios de respiración se convierten en aliados poderosos dentro de la rutina nocturna. Además, este hábito no solo mejora el sueño, sino que también ayuda a bajar los niveles de ansiedad, ya que el cerebro entiende que es momento de desconectarse del ritmo acelerado del día.