Los alimentos que consumimos a diario parecen tan cotidianos que pocas veces pensamos en cómo cambian cuando pasan por la nevera o el congelador. Sin embargo, un reciente vídeo de la dietista y tecnóloga de alimentos Mónica Acha, del canal Simple Blending, vuelve a recordarnos que no todo puede conservarse de la misma manera. Acha explica con un enfoque muy práctico por qué algunos productos pierden su textura, su sabor o su calidad cuando los sometemos al frío extremo. Lo más llamativo es que muchos de estos errores los cometemos sin darnos cuenta, convencidos de que estamos “ahorrando tiempo” o “evitando desperdicio”.
En esa línea, la especialista insiste en que los alimentos congelados correctamente pueden ser un gran aliado en la organización semanal, pero también advierte que no podemos meterlo todo al congelador esperando el mismo resultado. Frituras, hojas verdes, pasta, arroz o salsas muy grasas forman parte de la lista de productos que cambian de forma drástica después del proceso. Su explicación, más allá de lo técnico, busca que aprendamos a distinguir qué conviene guardar y qué es mejor consumir en el momento para evitar sorpresas desagradables al descongelar.
1Por qué algunos alimentos se arruinan al congelarse
Acha detalla que las frituras son uno de los ejemplos más claros de lo que ocurre cuando congelamos mal. Los alimentos que han pasado por aceite caliente dependen de esa capa crujiente que se forma en el exterior, y al congelarse esa textura desaparece casi por completo. Al descongelarlos, lo que obtenemos es una superficie blanda y húmeda que poco se parece al resultado original. Es un cambio que, según la experta, no tiene vuelta atrás por mucho que intentemos recalentarlo o pasarlo de nuevo por la sartén.
Las salsas ricas en grasa tampoco sobreviven bien al proceso. Acha explica que, al congelarse, la grasa y el líquido tienden a separarse, lo que provoca una textura poco agradable y un sabor desequilibrado cuando intentamos recomponer la mezcla. Esto es especialmente evidente en salsas como la carbonara o preparaciones con nata, que pierden homogeneidad. Según la experta, estas comidas, es mejor prepararlas en el momento que arriesgarse a que pierdan calidad después del frío.





