Adara Molinero: estas son las personas que le han hecho la vida imposible

Adara Molinero es una antigua conocida en el mundo de la televisión. Pasó de ser una azafata anónima a toda una estrella, sobre todo en redes sociales, tras su paso por GH 17. Esto hizo que, en la última edición que se celebró de GH VIP, la organización no dudara en contar con ella. Hizo un concurso tan bueno, que la audiencia decidió premiarla siendo la ganadora del mismo.

Allí se reencontró con viejos enemigos como su ex novio, Pol, o el Maestro Joao. Sin embargo, fueron muchos los meses de concurso y, durante los mismos, también le dio tiempo a la ganadora de hacer enemigos nuevos. Empezando por Hugo Sierra, el padre de su hijo, hasta terminando por Gianmarco Onestini, joven del que se enamoró perdidamente dentro de la casa. Ahora, que su nombre suena para la próxima edición de Supervivientes, está más en auge que nunca.

¿Se verá las caras con alguien? Descubre las personas que le han hecho la vida imposible a Adara Molinero.

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Miguel Vilas, de compañero a peor enemigo de Adara Molinero

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En el primer concurso que hizo Adara Molinero se ganó unos cuantos enemigos. La joven se enamoró de Pol, un chico con el que parecía tenerlo todo. Sin embargo, dentro de la casa, sus celos se desataron debido a la relación que mantenía este con Miguel Vilas, otro de los concursantes de GH 17. Tal era el nivel, que los gritos no cesaban en Guadalix de la Sierra.

A este fue dirigido el famoso grito de «¡Sinvergüenza!» de la ahora influencer. De hecho, después de los años, no han podido retomar la relación. Adara, lejos de quedarse al margen, quiso recalcar que puede que llevara razón en su delirio cuando se confirmó la relación del que fuera su chico, Pol, con el Maestro Joao.

Por eso, cuando su nombre se confirmó como nueva concursante de GH VIP, sus fans apostaron a que dentro de la casa tendría que resolver las cuentas pendientes con su ex pareja y el nuevo amor de este. A pesar de todo, el nombre de Miguel fue el que menos resonó, aunque eso no quiere decir que a la madrileña se la haya olvidado el daño que le hizo.

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