Caso Dina: El broncazo a Bousselham en el juzgado contradicciones

El Caso Dina, o la pieza Tándem del caso Villarejo, ha vuelto a dar un giro inesperado este fin de semana después de que se filtraran dos de las tres declaraciones que la ex-asesora de Pablo Iglesias en Europa y actual directora de La Última Hora, hiciera ante el juez. En ellas se escucha cómo el juez intenta que explique el por qué ha cambiado tantas veces la declaración en lo relativo a cómo y cuándo le entregó Iglesias la tarjeta de teléfono robada en 2015. El juez, en un momento dado, abronca a Bousselham por la contradicción en la que incurre una y otra vez.

Y es que el asuntu de la tarjeta robada se está complicando por momentos para Iglesias. El juez se plantea ya abiertamente si hay una intencionalidad de ocultar algo, ya que las diferencias entre la declaración verbal de marzo de 2019, la escrita de marzo de 2020 y la última son tan fragrantes que le inducen a pensar que Dina está incurriendo en errores intencionados. ¿Querrá proteger a su ex jefe? Esa es la principal hipótesis de gran parte de la opinión pública, y una de las vías de investigación que mantiene abierto el juez García Castellón.

VERSIÓN 1 DEL CASO DINA: INTERVIU, IGLESIAS Y UNA SUPUESTA VENTA DE LAS FOTOS (NO DE LA TARJETA)

Durante la primera de sus declaraciones ante el juez como una de las personas afectadas por el robo de una tarjeta con información privada y/o sensible relativa a Iglesias, Dina Bousselham mantiene que lo que a ella le explica su ex-jefe es que alguien ha intentado venderle las fotos.

En el momento de la declaración, Iglesias matiza que Interviú le entregó la tarjetas sin pedirle nada. El director de la revista, con quien se reunión Iglesias para facilitarle el dispositivo, siempre ha negado este extremo de la venta, corroborando la versión del Vicepresidente del Gobierno.

SEGUNDA CONTRADICCIÓN DEL CASO: ¿ACCEDIÓ O NO AL CONTENIDO DE LA TARJETA?

Uno de los puntos más controvertidos del caso y donde más vaivenes está evidenciando Dina Bousselham es el estado en el que le fue devuelta la tarjeta. ¿Accedió en algún momento al contenido de la tarjeta? En la declaración del 18 de mayo, la asesora insistía en que cuando ella la recibió estaba ya dañada. Pero también ha insistido en que Iglesias no le explicó si estaba o no dañada, intentando reparar, quizás, la sombra de la sospecha sobre Iglesias, quien había declarado que él recibió la tarjeta en perfecto estado. Si la tarjeta llegó a Iglesia en funcionamiento y a Dina sin poder acceder, es lógico inferir que la destrucción se produjo en el tiempo que estuvo en manos de Iglesias, según la hipótesis que quiere dilucidar el juez del caso.

Y he aquí una nueva contradicción, porque el 18 de mayo de 2020, Dina asegura ante el juez que ella hizo capturas del contenido como el que se publicó en Ok Diario «personalmente». En este caso, la destrucción sería a posteriori de la entrega de Pablo Iglesias, por lo que exoneraría de toda sospecha al dirigente de Podemos. Reiteró esta «declaración» el 27 de mayo por escrito en una nota por escrito.

LA TERCERA GRAN CONTRADICCIÓN: LA AMPLIACIÓN DE LA DENUNCIA

En julio de 2016, tras la publicación en el digital Ok Diario de los pantallazos de sus conversaciones (presuntas) con Iglesias donde este queda como un machista, Dina Bousselham acude a la policía para ampliar la denuncia hacia el diario que lo ha publicado. En dicha denuncia se le olvida mencionar que ya tiene en su poder o que ha recuperado la tarjeta. Supuestamente, se la habría entregado ya Iglesias. El juez no comprende cómo se olvidó de este pequeño detalle la interesada. ¿Acaso es que entonces seguía en manos de Iglesias? De hecho, el juez investiga si Iglesias retuvo la tarjeta hasta enero de 2017. «Las declaraciones de quien entregó y de quien recibió la tarjeta no han permitido esclarecer quién causó los daños materiales que la misma presentaba», explica el juez en el auto.

Y es que los correos que intercambia Dina con la empresa que contactó para recuperar la información de la tarjeta dañada están fechados en febrero de 2017. Si Iglesias le entregó en julio de 2016 la tarjeta como ambos sostienen, la destrucción correría a cargo de la propietaria. Y el lío sigue y suma, como las contradicciones del caso Dina.