Los motivos por los que sientes morbo

Seguro que tú también lo has notado. Nos fascina todo lo que está prohibido. A eso se asocia el morbo: a lo grotesco, lo reprobable y, cómo no, también al ámbito sexual. Muchas series y cine de crónica negra nos seducen, no podemos evitar querer ver las imágenes que proyectan porque, de forma indiscutible e inexplicable, llaman poderosamente nuestra atención. Pero, ¿por qué sucede esto?

Puede que, de forma natural, lo asociemos a que nos interesa la actualidad, ver esas imágenes que, de forma previa, avisan de que pueden herir sensibilidades. Sin embargo, no todo es así, no es que nuestro interés esté relacionado solo con mantenernos informados, sino que existe algo en nuestro interior que nos atrae sin poder evitarlo.

Si te sientes identificado con esto, te interesa conocer los motivos por los que sientes morbo.

¿Morbo o lado oscuro?

morbo lado oscuro

A priori, podríamos pensar que contamos con un lado oscuro, esa fuerza que hace que nos atraiga tanto el lado malo de las cosas, el que parece estar prohibido. Sin embargo, podemos estar más que tranquilos, pues esto va mucho más allá de eso. No es que seamos malos ni oscuros, es algo completamente natural y que no podemos controlar.

Aún queda mucho por aprender sobre nuestros instintos más primarios. Nuestras pasiones. De hecho, no podemos controlarlas a nuestro antojo, aunque, en ocasiones, así querríamos hacerlo. Por eso, es tan importante conocer de dónde proviene esa atracción por el morbo y el sensacionalismo que sentimos a veces.

Conociéndolo, podremos controlarlo de mejor forma, aunque no completa. Es cierto que, lo más probable, es que la lucha contra nosotros mismos no termine de ser del todo fructífera, aunque no podemos pasar por alto el hecho de que, aún así, deseemos hacer algo por cambiarlo.

¿Es posible escapar del morbo?

pasiones primarias

En un primer momento, nos puede resultar bastante complicado. No obstante, tampoco es imposible. Con el morbo, se nos activan algunas de nuestras pasiones más primarias, las cuales son parte de nuestra naturaleza. Esa es la razón principal por la que nos cuesta tanto huir de ese sensacionalismo.

De forma natural, nos movemos por nuestra necesidad de sentir cualquier tipo de emoción. Al ser estas quienes toman las riendas, resulta difícil controlarlas. Cuando conocemos cosas de otros, nos produce placer, pero la capacidad del morbo para seducirnos no se queda solo en eso. Nos encanta valorar la vida de otras personas, debido a que el interés va en nuestra genética.

Además, también se alimenta de esa pasión secreta del ser humano por lo dañino, lo desagradable, el miedo o lo oscuro. El conocido Sigmund Freud no dudaba en afirmar que existe una pulsión potente que une de forma estrecha el miedo con el placer. Y no parecía equivocarse.

La respuesta, una vez más, en la ciencia

placer morbo

Gracias a la ciencia, hemos conseguido obtener respuestas sobre los motivos que nos llevan a sentir dicho placer. Nuestro cerebro responde de forma automática ante noticias, imágenes o personas que nos generan impacto inyectando una dosis extra de adrenalina. Nuestros músculos se tensan, aceleramos la respiración, nuestro corazón se desboca y nada de esto frena hasta que se activa el córtex cerebral, tomando el control de la situación. Después, llega el alivio.

Con él, cuando volvemos a nuestra zona de confort, entra en marcha la liberación de dopamina. Este neurotransmisor se asocia de forma directa con el bienestar y, sobre todo, el placer. Ese efecto tan estimulante nos llega a resultar incluso adictivo. El morbo, por tanto, es capaz de provocarnos, a la vez, rechazo y atracción. Eso tan contradictorio que nos parece tan complicado es lo que nos hace ser humanos.

Cuando perdemos el control, es fácil que nos dejemos arrastrar por esas sensaciones que nos provocan el miedo u otras situaciones relacionadas con lo morboso. Sabemos que, tras eso, llegará el placer. Para escapar de esto, debemos esforzarnos en la educación, reforzándola al máximo.

Motivos que despiertan el morbo en los seres humanos

sexualidad

Lo que nos despierta el morbo son todas aquellas situaciones misteriosas que no sabemos resolver a primera vista. Todo aquello que proyecta una idea de lo inescrutable. Es decir, esas cosas que no vivimos de forma habitual, que no solemos ver o que, en definitiva, rompen de raíz con el concepto que tenemos sobre qué es normal en nuestra vida y qué no.

Aunque, en principio, no es dañino, en ciertas personas puede resultar patológico. Es en estos casos cuando se sienta demasiada atracción por objetos prohibidos, cuando se pone en riesgo nuestra salud mental, o incluso el orden social. Aquí sí roza con los términos unidos a la perversión.

Otro de los motivos que despiertan esa especie de instinto primario es la sexualidad. La imaginación cobra un papel fundamental en ella y, de hecho, en muchas ocasiones, es más importante lo que nos imaginamos sobre el sexo que lo que vemos en realidad. Aquí dejamos libres nuestras pasiones más ocultas.

Relación con lo sexual: por qué deseamos lo prohibido

erotismo morbo

Retomando el tema de la sexualidad relacionada con el morbo, es significativo que, debido a la gran unión que tiene con la imaginación, hay muchos casos en los que, todo lo que no podemos ver de un primer vistazo, es lo que más nos atrae.

Por ejemplo, en las culturas en las que las mujeres aparecen con el torso desnudo, los hombres están acostumbrados y esto no genera ningún tipo de morbo. No obstante, en otras culturas en las que las mujeres van siempre tapadas, ver el pecho excita de forma inexplicable.

La insinuación es la raíz del mundo erótico. Lo que se ofrece no genera tanta expectación ni gusta tanto. Cuando existe cualquier límite, lo más normal es que deseemos atravesarlo. De ahí esa pasión inexplicable y ese deseo que nos genera todo lo que se nos prohíbe.

Sano o insano: dos tipos de morbo

morbo sano insano

Cuando lo relacionamos con la sexualidad, todo vale si ambas personas, en plenas facultades, están de acuerdo con las prácticas que se realicen. También todas aquellas que puedan ser catalogadas como crueles o sucias por la sociedad.

En el erotismo, todo aquello que desafía los límites es válido, eso sí, siempre que las personas que lo practiquen no pongan ningún tipo de limitaciones. El morbo va creciendo conforme más barreras nos encontremos por delante. Mientras lo tengamos controlado, entrará dentro de lo considerado como sano.

No obstante, no es permisible que ese morbo solo provenga por parte de uno de los presentes en el acto sexual. Cuando una persona tiene ciertas afinidades y la otra no pero, aún así, la que no se sienta obligada a seguir el juego, se traspasa la línea y se convierte en algo insano, que roza la perversión.