Los partidos políticos se refugian en sus símbolos para ganar votantes

Las Elecciones Generales están a la vuelta de la esquina y las formaciones políticas se aferran a sus símbolos y estandartes para conseguir adeptos. El Psoe abraza su lucha contra el franquismo, Unidas Podemos abandera el movimiento republicano, Ciudadanos elige enarbolar la rojigualda en su lucha contra el nacionalismo catalán, Vox no se desprende de su himno legionario y el PP explora la repoblación de la España rural para ganar en las urnas.

Todos los partidos políticos tiene algo donde agarrase: un flotador, un pilar que representa su lucha. Es como una seña de identidad o una marca que les identifica rápidamente y que en muchos casos -por no decir en todos- se trata de una apropiación que no cuenta con el beneplácito del o los propietarios -si es que los hubiese-.

El caso más reciente, el más polémico y el más mediático es el de Vox y su utilización del himno ‘El novio de la muerte’. Esta canción asociada a los Legionarios se ha convertido en un habitual de los mítines del partido liderado por Santiago Abascal. De hecho, no hay intervención del ‘número uno’ de Vox que no acabe con los acordes de este himno legionario.

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Ahora, la Plataforma Patriótica Millán Astray, formada por veteranos de este cuerpo de militares, ha pedido al partido de ultraderecha que deje de hacer uso de la pieza bajo amenaza de acudir a la Junta Electoral Central si continúa recurriendo al himno de la Legión, que «no es patrimonio de ninguna fuerza política».

Los legionarios veteranos afirman que «la Plataforma lleva observando con honda preocupación que desde la campaña electoral a las elecciones andaluzas se hace un uso sistemático de dicho himno que pertenece a España y al conjunto de la sociedad española». Vox no renunciará tan fácilmente a un símbolo que ahora la gente ha comenzado a asociar con Abascal y los suyos, más que con los Legionarios.

Pero no son sólo canciones de lo que los partidos políticos se han apropiado. También están las banderas. En este sentido, son Ciudadanos y Podemos los que han abrazado a la rojigualda y a la republicana, respectivamente. Si bien es cierto que la española también es utilizada por Vox, no lo es menos que fue Ciudadanos quién la enarboló primero en su lucha contra el independentismo catalán.

Los de Rivera no han titubeado a la hora de colocar a la bandera española como uno des sus ‘items’ más representativos. Y no es para menos. Gracias, en parte, a ese pedazo de tela rojo y amarillo consiguieron ganar las elecciones autonómicas en Cataluña y derrotar al nacionalismo catalán en las urnas. Las coaliciones independentistas no le permitieron gobernar, pero en la guerra de las banderas, Ciudadanos se siente vencedor.

Por su parte, en Podemos lo que ‘manda’ es la República. En los discursos de Pablo Iglesias, además del morado, son los colores de la bandera republicana los más repetidos. La formación de extrema izquierda reniega de la Monarquía y liza la bandera roja, amarilla y morada. Es una de sus ‘marcas’ y nunca han renegado de ella. Es tanto el arraigo que incluso al propio Iglesias se le ha visto jugar al fútbol con una camiseta con estos estos colores.

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Banderas españolas e independentistas, en una manifestación en Barcelona.

El problema de apropiarse de estas banderas es el mismo que el de Vox con su himno legionario: la propiedad. Ni Ciudadanos ni Podemos pueden atribuirse unos símbolos de esta dimensión y calado. Pero lo cierto es que se han adueñado de ellos como si hubieran sido ellos mismos los creadores de lo que representa cada bandera. Una apropiación que les ha servido para ganar adeptos, pero también detractores que critican la adueñación indebida de unas ideas que emanan de estas banderas.

FRANCO, DE ENEMIGO A NICHO DE VOTANTES PARA EL PSOE

Himnos, banderas… y lugares. Sí, los lugares, por extraño que parezca, son otro posible símbolo representativo de un partido o de su lucha. En este caso es el Psoe y el Valle de los Caídos el mejor ejemplo. Los socialistas están decididos a exhumar el cadáver del dictador Francisco Franco. Una batalla que han encabezado desde un principio y que les ha hecho ganarse el favor de mucho votante republicano, ese al que representa Unidas Podemos con su bandera.

Los socialistas han convertido la tumba del dictador en un caballo de batalla -veremos si ganador o no- de su campaña electoral. A Pedro Sánchez no le ha hecho falta adueñarse de una canción o de un trozo de tela, sólo le ha bastado apropiarse de un lugar que suscita polémica para intentar ganar las próximas Elecciones Generales.

RURAL Y EL ABORTO, VUELTA AL PASADO PARA CASADO

Su rival político cuando sólo existía el bipartidismo, el Partido Popular, ha abrazado un terreno -la España rural- y una causa -el aborto-. Pablo Casado buscado rehabilitar y repoblar las zonas más despobladas del territorio nacional. Para ello, el líder ‘popular’ pretende agilizar los trámites de las concesiones de licencia de obra para este tipo de espacio. Busca aligerar la burocracia para que el retorno rural sea más fácil y cómodo. Por otro lado está la causa, el aborto. El nuevo PP pretende volver a la ley de 1986, algo que ha contentado a las asociaciones antiabortistas y que ha enfadado sobremanera al resto de población.

Al final, lo que hacen las formaciones políticas con la apropiación de estos símbolos es ganar nichos de votantes. En una carrera electoral tan reñida y ajustada cada victoria, por pequeña que sea, cuenta para obtener votos.