Cuanto peor, mejor. Algunos sectores independentistas catalanes se han beneficiado del enfrentamiento con el Estado y del recrudecimiento del conflicto. Junts per Catalunya ha asumido el papel más radical dentro de las formaciones nacionalistas. Por eso ha quedado apartado de las negociaciones para formar el nuevo Gobierno de España. Ante el ninguneo prolongado de Pedro Sánchez, el president de la Generalitat, Quim Torra, ha optado por la vía del enfrentamiento. Mantiene a su formación en el no a la investidura de Sánchez y los mensajes críticos hacia el PSOE se han convertido en norma.
«Difamación tras difamación, durante días y días fuimos acusados de amparar la violencia». Celebro que los encarcelados del 23S salgan de una cárcel donde no deberían haber entrado nunca. Muchos tienen que pedir perdón. Y el primero que lo tiene que hacer debe ser el presidente Sánchez». Este mensaje lo ha publicado este viernes el propio president de la Generalitat. Y la cuenta oficial de JuntsxCat se ha hecho eco del mismo. Unas palabras que muchos han interpretado como la consolidación del divorcio entre Sánchez y Torra.
El PSOE ha elegido a ERC como su interlocutor para negociar la investidura, un gesto que ha sido interpretado por muchos como de desprecio hacia Torra. Desde que saltaron los disturbios en Cataluña a raíz de la sentencia del procés, las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat se han congelado. Y cuando parecía que las cosas empezaban a rodar, la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre el líder de ERC, Oriol Junqueras, volvió a traer una ventisca que dio alas a los independentistas para volver a helar las relaciones con los socialistas.
Todas las concesiones que hagan los socialistas a los independentistas se las harán, en realidad, a ERC. Por el momento, los republicanos han conseguido que el PSOE acceda a crear una mesa de negociación en la que tratar temas tan escabrosos como el referéndum por la independencia o la amnistía a los presos políticos. Y pese a que ERC haya dejado en el aire las negociaciones de momento, a la espera de un gesto por parte de Sánchez a través de la Abogacía del Estado que indique que está dispuesto a ceder, todo parece apuntar a que habrá Gobierno en 2020.
«Hemos luchado contra una poderosa máquina influida por el Estado español. Es una derrota para algunos, pero una gran victoria para Europa«, comentó el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont tras recoger su acta provisional de eurodiputado en Bruselas. Este tipo de mensajes han sido un goteo constante que tampoco ha ayudado a engrasar las relaciones con el PSOE. Algunos dentro del grupo socialista han llegado a considerar que desde Junts per Catalunya nunca han tenido intención real de negociar, ya que parecen moverse bien dentro del caos y el enfrentamiento.
«Y se queda tan ancho. Por cierto, una preocupación seria que ningún gobierno ha querido atender. Gracias, sobre todo, a su «aporellos» miserable, y nunca rectificado, que entonó en el discurso del 3 de octubre de 2017. Se puso al frente de la represión. No nos olvidaremos nunca». Este mensaje del expresident se publicó tras el discurso de Navidad del Rey. Otro de los objetivos de los nacionalistas.
Desde Junts ya han asumido que no tendrán un papel activo en las negociaciones. Serán un agente del bloqueo. Por lo que se sienten con total libertad para criticar al PSOE y a otros partidos «españolistas» con el objetivo de enquistar más el conflicto. Es un partido que muchos consideran que se ha radicalizado y que solo contempla una única vía para salir del conflicto: la unilateral.
El propio Torra ya advirtió en octubre, ante la sorpresa de muchos independentistas, que volverían a celebrar una consulta ilegal. La desobediencia y el enfrentamiento se han convertido, de nuevo, en la consigna de Junts per Catalunya. Y eso ha ocurrido en cuestión de días, especialmente tras conocerse la sentencia del TJUE que advertía que Junqueras ya disfrutaba de inmunidad desde el momento en que fue elegido eurodiputado. Una decisión que poca relevancia tendrá para el líder de ERC, pero que influirá considerablemente en el futuro de Puigdemont.
Hace semanas Torra y Sánchez mantuvieron una conversación telefónica con el objetivo de descongelar el conflicto. Pero los independentistas de Torra han visto una oportunidad en la brecha que ha abierto la sentencia del TJUE. Y han preferido la guerra que el diálogo. Algo que no ha sorprendido a los socialistas. Razón por la que muchos dentro del PSOE consideraron acertada la estrategia de Sánchez de ningunear a JuntsxCat.
Lo curioso es que ahora ERC y Junts no van en la misma línea. Los republicanos han optado por la vía del diálogo, dicho por el propio Junqueras desde prisión, mientras que los de Torra prefieren el conflicto. Por primera vez en muchos meses, los partidos independentistas no son un frente común, espacio que quiere aprovechar Sánchez para revalidar su cargo al frente del Gobierno con el apoyo de Junqueras.