María del Carmen Vázquez y José María Rodríguez, los dos diputados autonómicos de Vox en Ceuta que este lunes han pedido pasar a la condición de no adscritos, han asegurado que la cúpula del partido en la ciudad autónoma es «islamófoba» y su funcionamiento interno, «una dictadura». Ninguno de los dos entregarán sus actas y a partir de ahora intentarán «trabajar por la ciudad en cosas realmente interesantes para las personas» desde sus escaños.
Rodríguez ha reconocido que las «desavenencias» con la dirección que lidera Juan Sergio Redondo vienen de «hace varios meses» y que «se cerraron en falso» antes de las generales de noviembre, cuando sofocaron la disputa interna para «no interferir» con esos comicios.
La «gota que ha colmado el vaso», según Vázquez, ha sido tener conocimiento de los «disparates» y «barbaridades» que Redondo, que ha declinado hace ninguna valoración, y el resto de la cúpula del partido decían de los musulmanes y la convivencia en Ceuta («la mierda de las Cuatro Culturas») en grupos de Whatsapp denominados ‘Gestora Vox Ceuta’, ‘Grupo Parlamentario’ o ‘Comité Estratégico’.
«Si aquí hay un 50 por ciento de ciudadanos musulmanes hay que respetarlo porque son españoles mal que les pese», ha advertido Vázquez, profesional sanitaria que se ha sentido «humillada» cuando ha intentado «aportar» en su primera experiencia en política, ya que Vox la llamó en mayo «porque necesitaban mujeres» y «no sabía dónde me estaba metiendo».
«MAQUIAVÉLICOS»
La diputada ha tildado de «maquiavélicos» a los dirigentes del partido y a Redondo de «mentiroso compulsivo». Tal y como ha expuesto, ni a ella ni a Rodríguez les permitían acceder a la documentación que precisaban como diputados y que se tenían que limitar a «votar lo que nos dijeran». «No saben nada», por ejemplo, de cómo se ha fraguado el pacto sobre los Presupuestos de la Ciudad con el PP y, de hecho, tampoco tienen claro qué votarán este martes sobre el documento en el debate para su aprobación definitiva.
Rodríguez, que se ha descrito como «muy de derechas», ha criticado la organización «vertical» del partido y los discursos «provocadores» de los líderes de la formación, que en diciembre tildaron al PSOE de partido «asesino» en el Pleno, reabriendo a su juicio «peleas absurdas, trasnochadas y lejanas».
Los dos aspiran ahora a desmarcarse de la «muy extraña», «muy pobre» y «muy poco seria oposición» que desde su punto de vista, con «mucha alharaca y poco contenido», ha hecho Vox desde que se convirtió en tercera fuerza política en la Asamblea y ganó el escaño de Ceuta en el Congreso. «Era el momento de tender la mano y no de seguir tensando», ha opinado Rodríguez, que ha lamentado que «algunos han mirado más por lo suyo que por el partido».
VOX NO OPERA DE FORMA «DEMOCRÁTICA»
También han cuestionado el funcionamiento interno de una formación que no opera de forma «democrática» sino «opaca» y que en palabras de Vázquez es «una dictadura» caracterizada por el «caciquismo». Según han relatado, pusieron en manos de Madrid sus discrepancias locales, pero tras las generales la Dirección Nacional optó por alinearse con el bando «más fuerte.
Vázquez y Rodríguez han dicho haber recibido mensajes de «apoyo» personal tanto desde el PP como desde el PSOE, aunque han evitado hacer elucubraciones sobre el papel que jugarán en una Asamblea en la que el Gobierno de Juan Vivas (PP) ya no está obligado a ponerse de acuerdo con los socialistas o Vox: podría sumar mayorías con ambos y la formación localista MDyC.