La valla de Melilla ha registrado esta madrugada uno de los intentos de entrada más violentos y numerosos de los que han acontecido a lo largo de los últimos meses. En él han participado cerca de 300 migrantes de origen subsahariano, de los cuales al menos cincuenta han logrado su objetivo.
De acuerdo a la información facilitada por fuentes policiales, el salto tuvo lugar en torno a las cinco de la madrugada por la zona en la que se encuentra el centro de menores de la Purísima. En ella se encuentran efectivos del Ejército para colaborar con la Guardia Civil en las tareas de vigilancia durante el estado de alarma.
50 MIGRANTES ENTRAN EN MELILLA
Dos de los migrantes que han logrado entrar en la ciudad autónoma de manera irregular han sido detenidos por la Guarda Civil. Además, otros de los inmigrantes se quedaron encaramados en la parte alta del perímetro de la frontera. No tenían la posibilidad de avanzar y se negaban a regresar a Marruecos. Sin embargo, finalmente todos han descendido la valla y se ha conseguido recuperar la normalidad.
Por otro lado, los subsaharianos que han logrado acceder a Melilla se han dirigido corriendo hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Sin embargo, a su llegada se les ha denegado la entrada.
Unos 50 migrantes han esperado, por tanto, a las puertas del CETI durante la mañana. Varias patrullas de la Policía Nacional y la Guardia Civil les han impedido acceder al centro. Sin embargo, hasta el lugar se han desplazado diferentes voluntarios de Cruz Roja para atenderlos.
ENTRADA MASIVA Y VIOLENTA DE MIGRANTES
Según ha indicado la Delegación del Gobierno, este salto de la valla de Melilla se ha producido de manera masiva y violenta. Los inmigrantes de origen subsahariano han logrado superar el dispositivo físico y humano en el lado marroquí y han tratado de acceder a la valla española.
A pesar del dispositivo integrado por agentes de la Policía Nacional, la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas, en torno a cincuenta migrantes han logrado acceder a Melilla. Además, durante el salto uno de los guardias civiles ha sufrido lesiones.
Este salto de la valla de Melilla ha tenido lugar en un momento en el que las entradas a la ciudad autónoma están muy restringidas. En gran parte porque los pasos fronterizos terrestres con Marruecos se encuentran cerrados desde el pasado 13 de marzo. Además, tanto el aeropuerto como el puerto están cerrados desde el 17 de marzo. Estas medidas han sido tomadas con motivo del coronavirus.
DEVOLUCIÓN EN CALIENTE DE MIGRANTES
Es el primer salto masivo de inmigrantes en Melilla después de que el Tribunal Europeo de Derecho Humanos avalará las «devoluciones en caliente» el pasado 13 de febrero. Este considera que se trata de acciones legales y no contrarias a los derechos humanos.
Los 17 magistrados que componen dicho tribunal decidieron a favor de España en el pasado mes de febrero. Su decisión fue contraria a la emitida por el mismo tribunal en octubre de 2017. Por aquel entonces se condenó a España por devolver a Marruecos a dos migrantes.
Sin embargo, sí avaló las devoluciones en caliente que se realizaron contra dos subsaharianos que en agosto de 2014 trataron de entrar a Melilla saltando la valla. Su sentencia indica que estos no utilizaron las entradas legales para entrar al territorio español y fueron detectados antes de entrar al mismo. En esos casos se permite la devolución «en caliente» sin que sea contraria a la legislación vigente.
RETIRADA DE LA SIRGA TRIDIMENSIONAL
Este es el primer salto masivo que tiene lugar desde que se decidiese la retirada de la sirga tridimensional que protegía el perímetro. El Ministerio del Interior decidió retirar el entramado de cables de acero trenzado que estaba colocado en la zona intermedia del perímetro, instalado durante el Gobieno de José Luis Rodríguez Zapatero.
En el pasado mes de enero se inició la retirada de la sirga tridimensional. Este entramado consistía en 12.000 kilómetros de cables de acero situados entre las dos vallas de seis metros instaladas en Melilla en 2006. De esta forma se trató de poner fin, por aquel entonces, a las entradas masivas de migrantes que tuvieron lugar durante el año anterior.
Sin embargo, el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido retirar las cuchillas cortantes que coronaban las vallas y también la propia sirga tridimensional. Esta última, con el paso del tiempo, lejos de cumplir su objetivo de frenar los saltos, facilitaba el salto de las vallas.
Creada en el año 2006, la sirga tuvo un coste de 20 millones de euros y estaba concebida para dificultar el paso de los inmigrantes. Su objetivo era el de retardar en al menos 15 minutos la entrada de los inmigrantes y que, al mismo tiempo, evitar que se pudieran lesionar.
EL CETI DUPLICA SU CAPACIDAD MÁXIMA
Varias ONG han denunciado de forma pública a lo largo de los últimos días y semanas la situación actual del CETI. El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes alberga en su interior más de 1.700 personas. Esto supone más del doble de su capacidad máxima, además de una de las cifras más elevadas de los últimos años.
La capacidad del centro de Melilla supera su capacidad en un 112%. originalmente dispone de 782 plazas, mientras que en la actualidad supera en casi 1.000 personas la misma. De todos los residentes, 200 son niños. La alta afluencia de personas hace que el espacio existente para ellos sea muy reducido.
De hecho, esto dificulta aún más el confinamiento y ha provocado diversos incidentes. La tensión crece durante la cuarentena y ha habido peleas entre los propios residentes del CETI. La última tuvo lugar el pasado día 29 de marzo, cuando cerca de una veintena de agentes de la Policía se vieron obligados a intervenir. Esta trifulca acabó con varios tunecinos y egipcios expulsados del centro.
En las últimas semanas muchos internos se han manifestado contra la Administración del CETI. Solicitan una salida a la Península Ibérica.
Desde la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma se admitió la saturación de personas en el CETI, centro en el que se están desarrollando una serie de protocolos con motivo del coronavirus COVID-19. Por ello se está realizando un seguimiento de las personas residentes para controlar cualquier posible brote de la pandemia.