La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha reconocido un «error de impresión» en el envoltorio de las mascarillas FFP2 que se han empezado a distribuir este lunes en las farmacias de forma gratuita entre la ciudadanía, y CCOO ha detectado que «hay disparidad entre las especificaciones técnicas que aparecen en las bolsas de promoción de la Comunidad de Madrid y las que aparecen en las cajas de embalaje».
Según han indicado a Europa Press fuentes de la Consejería de Sanidad, «hubo un error de impresión en el envoltorio de las primeras muestras», pero han asegurado que «el etiquetado es correcto» en las que «están llegando en grandes partidas para su reparto».
Por su parte, CCOO ha asegurado en un comunicado que ha «verificado que hay disparidad entre las especificaciones técnicas que aparecen en las bolsas de promoción de la Comunidad de Madrid –en referencia al envoltorio de cada una de las mascarillas con la bandera de la Comunidad de Madrid– y las que aparecen en las cajas de embalaje de las mismas que se distribuyen en las farmacias», extremo sobre el que no se ha pronunciado la Consejería.
«En las cajas solo aparece el estándar de calidad de la normativa de China (GB2626-2006) y que fueron fabricadas el 28 de abril de 2020, en la ciudad china de Wenzhou. Sin embargo, en las bolsas de empaquetado en las que se entregan las mascarillas, realizadas específicamente para la Comunidad de Madrid con su bandera, aparece la normativa europea», ha explicado el sindicato, que adjunta fotografías.
Según la referencia de las cajas a las que ha tenido acceso CCOO, el uso previsto es «máscara desechable utilizada para el cuidado personal», por lo que a juicio de la secretaria de Salud Laboral del sindicato, Rosa Muelas, esta especificación indicaría que las mascarillas son de «un solo uso» ya que en el caso de que fueran reutilizables tendrían que tener la indicación R (reutilizable) que no aparece en la especificación del producto. Si no son reutilizables la normativa sanitaria indica que pueden usarse para garantizar su eficacia, un máximo de 7 a 10 horas para que mantengan sus propiedades, ha precisado.
Por otro lado, CCOO ha señalado que si se consideran las especificaciones del envase individual la norma, que no aparece en la caja, es EN149-2011 + A1 2009, «que no existe, porque la norma europea de calidad equivalente a norma China debería ser de 2001», y ha agregado que «el estándar al que hace referencia de 2009 tendría que ser de 2010 para estar en vigor normativo». «Ninguna de estas referencias aparece en el envase de 50 unidades de mascarillas FFP2 KN95 en el que llegan de origen», ha aclarado el sindicato.
«Estas mascarillas son más caras que las máscaras higiénicas de papel, son las que se utilizan para trabajar con pacientes que son altamente sospechosos de tener un Covid-19 o que están diagnosticados ya con coronavirus. Y estas son el tipo de mascarillas, si estuvieran homologadas adecuadamente, que los profesionales de los centros sanitarios y sociosanitarios se están viendo obligados a reutilizar una, dos, tres días y hasta una semana, porque no les llega material suficiente y les obligan a reutilizar en sus centros», ha asegurado Muelas.
Asimismo, ha indicado que «estas mascarillas solo sirven para un turno, es decir entre 7 y 10 horas de duración, y de estar en condiciones adecuadas, deberían estar en otro destino», ya que «para que la población se proteja es suficiente con utilizar mascarillas quirúrgicas que evitan el contagio hacia el resto de la población».
Por todo ello, CCOO Sanidad Madrid considera una «insensatez» repartir mascarillas FFP2 de «dudosa validez y un solo uso a la ciudadanía de la Comunidad de Madrid», porque crea una «falsa seguridad» que, según ha advertido, «una vez más, podría comprometer la salud de los madrileños y madrileñas».
En este sentido, considera «inadecuado» entregar las mascarillas tanto a la población en general como a los profesionales, «sin verificar su idoneidad» y solicita a los organismos regionales o nacionales que «reconsideren momentáneamente el reparto».
En referencia a las posibles «donaciones» de este material a sanitarios por parte de ciudadanos, CCOO ha advertido de que si los profesionales se contagiaran con su uso «no estarían respaldados por los servicios de Salud Laboral».