A estas alturas de la pandemia de coronavirus, todos nos hemos familiarizado en mayor o menor medida con el uso de la mascarilla. Hay quien las prefiere desechables, de un solo uso, y hay quien prefiere mascarillas que se puedan reutilizar. Dentro de estas, las hay de fabricación casera y otras, que a priori son más profesionales. No todas protegen igual desde luego.
Precisamente, en este sentido hay varios estudios que tratan de arrojar luz sobre la eficacia de las mascarillas. Entre todos ellos, hoy queremos hacernos eco de un artículo de un profesor de una universidad inglesa que pretende arrojar luz sobre este asunto.
El profesor Kolstoe propone varios métodos, muy sencillos, para saber si la mascarilla que estamos utilizando. La mayoría de dichos trucos, se pueden hacer con objetos que todos tenemos en casa y a mano.
Uno de los trucos consiste en tratar de apagar una vela con la mascarilla puesta. Si la apagamos, es obvio que la no nos protege del virus, pero si no la apagamos o nos resulta difícil hacerlo, es que estamos ante una mascarilla efectiva.
Otro truco similar es utilizando un cigarrillo electrónico. Tenemos que darle una calada, y luego ponernos la mascarilla y soltar el aire. Podemos grabarnos en vídeo si queremos comprobar mejor el efecto y ver si la mascarilla contiene nuestro aire y el humo o no. Se trata de que haya una gran diferencia entre llevar o no llevar la mascarilla. Pero además, estas prueba nos dará alguna pista sobre si nos ponemos la ponemos bien o no, si el diseño o el tamaño son correctos, y en definitiva, si es necesario o no ajustar más la mascarilla a la barbilla, el pómulo o la nariz.
El experimento es tan sencillo, que incluso es una fórmula ideal para explicarles a los niños el porqué usar mascarilla. Con estos ejemplos verán lo que puede filtrarse tanto hacia dentro como hacia fuera de la mascarilla. Las partículas de coronavirus son tan pequeñas y finas como el humo que vapeamos o como las gotas que se pueden colar y hacer que se apague la vela.