La Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM) ha advertido este martes que «si la Junta no toma desde ya medidas adecuadas, las residencias volverán a ser tanatorios».
En un comunicado, el presidenta de la federación, Martín Duran, recuerda que la región tiene 1.448 muertos oficiales a causa del coronavirus (Covid-19), de los cuales 558 fallecieron en residencias de mayores, el 38,53% del total.
«Las causas de este elevado número de fallecimientos hay que buscarlas en la nefasta gestión llevada a cabo por la Junta de Andalucía», sentencia la organización, que asegura que al principio de la pandemia el gobierno regional «no distribuyó nunca el material de protección adecuado» a los trabajadores de las residencias y decidió que los contagiados fueran tratados en los mismos centros donde residían, «ordenando su aislamiento allí» y «olvidando que las residencias no son centros sanitarios y que la inmensa mayoría no están preparadas ni siquiera arquitectónicamente para ello».
Para la FOAM, esto provocó que en lugar de frenar la propagación del virus lo que se consiguiera fuese «extender el contagio a un gran número de residentes».
Además, censura que los test a trabajadores y residentes se hicieron «demasiado tarde», cuando ya la propagación de la pandemia en estos centros estaba «totalmente descontrolada»; que «no se estableció un control» a través de test PCR a los residentes o trabajadores que volvían a las residencias por diferentes causas –estancia en hospital por cusa distinta al virus, vuelta de vacaciones, incorporación al trabajo después de una cuarentena, etcétera–; y que se comenzó a medicalizar residencias en lugar de sacar a los contagiados de allí y evacuarlos, ante la saturación de los hospitales, a centros preparados para ellos.
«Para cuando esto se comenzó hacer, y no en todos los casos, ya era demasiado tarde», apunta la organización, que recuerda que en los últimos días los rebrotes en España comienzan a aumentar «de una forma preocupante», y se esté o no en una segunda ola, «los datos son lo suficientemente preocupantes para que la Junta de Andalucía comience a tomar nota para no caer en los mismos errores cometidos en las residencias de mayores en la primera».
La FOAM argumenta que ya se debería de estar suministrando material de protección necesario a los trabajadores de las residencias de mayores; estar acondicionando centros especiales para aislar a los ancianos contagiados y sacarlos de las residencias «nada más se detecte su contagio»; «ya se debería de estar realizando test masivos a residentes y trabajadores» para identificar contagiados y proceder a su aislamiento; «impedir las salidas de los residentes» y extremar las medidas de seguridad en las visitas de familiares; que ya ningún trabajador ni residente podría volver a una residencia después de una ausencia circunstancial, sin que previamente se le haya realizado un test PCR; y «ya se debería de proceder a cerrar los centros de día ubicados en residencias».
Así las cosas, teme que «de seguir con esta pasividad» la Junta, la cifra de muertos en residencias de ancianos en esta segunda ola se aproxime, «si no es que incluso supere», a los 558 fallecidos de la primera, «convirtiéndose las residencias de ancianos en auténticos tanatorios».