Todos nosotros aspiramos a tener una vida longeva y a mantener la máxima salud durante el mayor tiempo posible. Para ello, los hábitos de vida son un factor fundamental, especialmente la alimentación que es uno de los pilares básicos para prevenir enfermedades y aumentar la esperanza y la calidad de vida. La epigenética es la clave: el entorno juega un importante papel para hacer que los genes se expresen y se desarrolle (o no) una enfermedad. Utilizando un símil bélico, tenemos el arma cargada pero depende de nosotros que se dispare o no. Entonces, ¿qué tenemos que comer para que nuestros genes no se ‘enfaden’? Los antioxidantes son los elementos básicos porque, tal y como dice su nombre, se encargan de disminuir el estrés oxidativo que va dañando y envejeciendo las células del cuerpo.
2VITAMINA E, EL INGREDIENTE MÁGICO
La importancia de esta vitamina se reveló en 1922 cuando los cuando los investigadores Evans y Bishop observaron que las ratas que tenían déficit de vitamina E sufrían problemas reproductivos mientras que aquellas que recibían una dieta rica en aceites vegetales se reproducían más rápidamente. Durante el resto del siglo, esta sustancia estuvo vinculada a la fertilidad e incluso recibió el nombre de ‘la vitamina antiesterilidad’. En 1978 se descubrió que la sustancia química que entra el juego es el tocoferol. Desde hace un par de décadas, la vitamina D comenzó a valorarse por su capacidad antioxidante, y pasó a formar parte de uno de los ingredientes fundamentales para una vida sana.
