El excomisario Andrés Manuel Gómez Gordo, investigado en la ‘Operación Kitchen’, donde se indaga el supuesto espionaje parapolicial a Luis Bárcenas, aseguró ante el juez instructor del caso, Manuel García Castellón, que actuó «de buena fe e ilusionado» porque en esos días el extesorero del PP «era el delincuente número uno».
«De todo lo que he hecho yo al principio he actuado de buena fe e ilusionado porque era el delincuente número uno», dijo Gómez Gordo en su declaración judicial del 16 de mayo de 2019, como parte del sumario de esta pieza separada del caso ‘Tándem’.
Gómez Gordo, al que el también excomisario José Manuel Villarejo apodó ‘Cospedín’ por haber sido el jefe de seguridad de la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, fue citado nuevamente a declarar en esa fecha para ahondar en su relación con Sergio Ríos, el conductor de los Bárcenas al que la ‘Kitchen’ habría captado como espía.
Según su versión, se veía con Ríos «de vez en cuando». «Quedábamos y comentábamos la actualidad», indicó, explicando que igual que los policías que trabajan en Estupefacientes «hablan de droga» ellos hablaban del tema que tenían «entre manos».
En su declaración anterior, del 14 de marzo de 2019, Gómez Gordo contó que durante un tiempo fue el encargado de pagar a Ríos la cantidad mensual de 2.000 euros que recibía de los fondos reservados por su seguimiento a los Bárcenas.
De acuerdo con el excomisario, la tarea recayó en él en dos ocasiones porque Villarejo, quien fue quien reclutó a Ríos, se había «cabreado con el mundo mundial» por «toda la lucha que tenía en esa época con la DAO (Dirección Adjunta Operativa), con todos», y dejó de hacerlo.
En su segunda comparecencia ante el juez de la Audiencia Nacional, sostuvo que el conductor «nunca» le entregó «absolutamente nada», tras ser interrogado por la Fiscalía sobre si le había dado algún material procedente de un soporte informático perteneciente a Bárcenas o su mujer, Rosalía Iglesias.
«Cuando estuve cumplí las órdenes que me dieron, pero no vi nada fuera de lo normal», aseguró Gómez Gordo, declarándose «alucinado» con el presunto espionaje parapolicial a Bárcenas. «Yo he actuado con toda sinceridad, con toda humildad y, además, ilusionado», remachó.