viernes, 13 diciembre 2024

El marido de Maje sufrió un ataque «sorpresivo», según forenses

Antonio, el marido de María Jesús, conocida como Maje, murió asesinado sin defenderse en el garaje de su domicilio, en Patraix (Valencia), en agosto de 2017. Fue un ataque «sorpresivo», sin tiempo para reaccionar, han apuntado los forenses que examinaron el cadáver.

Así se han ratificado los facultativos en el juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia ante un jurado popular por un delito de asesinato contra Maje, quien se enfrenta a 22 años de prisión, tal y como le reclama la Fiscalía, y contra Salva, un amante suyo y compañero de trabajo, presunto autor material del crimen. Para él el ministerio público reclama 18 años de cárcel.

Antonio, ingeniero de profesión, murió a causa de la destrucción de sus centros biológicos vitales. Los órganos más afectados por las distintas heridas de arma blanca que sufrió fueron el corazón y los pulmones, han expuesto los especialistas. En total, seis lesiones graves.

La muerte fue «rápida» y, al no haber lesiones de defensa ni de lucha, los forenses opinan que el ataque de Salva a Antonio fue «imprevisto», «sorpresivo» y sin tiempo para reaccionar. Además, han indicado que el ataque fue «de pie», «cara a cara, uno frente al otro y sin capacidad de reacción», han insistido.

SIN PROBLEMAS PSICOLÓGICOS

Durante la vista también han declarado en esta sesión forenses que han analizado las capacidades de los dos acusados. Los expertos propuestos por el ministerio fiscal han destacado la «normalidad» de Maje y Salva, sin ningún tipo de problema psicológico.

«La vemos como una persona normal, que sabe lo que hace en su vida y no presenta ningún tipo de descompensación», han explicado respecto a la acusada los peritos, que han indicado que es una persona «fuerte para aguantar la presión a la que está sometida». «Es responsable y sabe lo que quiere hacer. No hay patología mental», han subrayado.

Así mismo, han aseverado que la acusada muestra «poca implicación emocional» y afectivamente «toma distancia de las cosas que le rodean en un momento de su vida. Es su forma de ser, una característica de su personalidad», han dicho.

Sobre los hechos, Maje manifestó a los peritos que asumía el encubrimiento pero negó haber planeado nada. Les comentó que con su pareja tenía discusiones y sufrió malos tratos en dos ocasiones, pero estos extremos no han sido corroborados. También les indicó varias veces que su madre es una amiga «a la que le cuenta todo».

Por otro lado, los forenses ven a Salva sin ninguna disfunción psiquiátrica relevante ni afectación en su capacidad de conocer los hechos que se le atribuyen. «Ninguno de sus rasgos llega a ser desadaptativo, no tiene un trastorno de personalidad ni ninguna enfermedad», han resaltado.

No le consideran una persona dominante, pero sí dependiente: «Es una persona más bien pasiva, más bien dependiente que dominante», han explicado. El acusado, en sus entrevistas, negó la participación de Maje en el crimen y se mostró «frío y distante» con el asesinato: «Tenía una distante frialdad», han descrito.

«EXTREMADAMENTE SUMISO E INFLUENCIABLE»

A propuesta de la defensa de Salva también han declarado esta jornada dos forenses que examinaron al acusado y que le han señalado como una persona «extremadamente sumiso e influenciable» con personas dominantes.

Además, tiene una «necesidad» de aprobación social: «Es una persona bondadosa, que evita conflictos, es extremadamente dependiente, sumisa y tiene fuertes deseos de tener la aprobación de los demás», han advertido. «Tiene serias dificultades para actuar por sí mismo, se intimida mucho y se coacciona con la gente de su alrededor», han añadido.

«Es una persona con problemas a la hora de manejar sus emociones y tiende a reaccionar de manera excesiva o a inhibir sus emociones para no desbordarse. Siempre ve lo mejor de los demás y tiene una ira moderada, más bien baja», han apostillado.

Preguntado por el motivo por el que pudo cometer el crimen, los forenses han indicado que «buscando la aprobación de alguien o para liberar a Maje de la vida que llevaba. Su percepción es que tenía una situación de riesgo», han afirmado. Y cuando lo hizo «no era consciente de la realidad, estaba pensando en otra cosa», han agregado.