Los casos de niños infectados por el coronavirus SARS-CoV-2 en España apenas representaban el 1 por ciento del total en la primera ola de COVID-19, en que se diagnosticaron 1.400 casos en niños, de los cuales el 20 por ciento o el 25 por ciento requirieron hospitalización y solo 52 casos ingresaron en UCI. En la segunda ola, a finales de agosto, la proporción de niños infectados con el SARS-CoV-2 ya era del 6 por ciento del total de España y, a finales de septiembre, ya se habían registrado 66.000 casos de niños infectados, lo que supone el 12 por ciento del total de casos reportados por el Ministerio de Sanidad.
Este es el balance del impacto de la COVID-19 en pediatría expuesto en la ponencia ‘Clínica y epidemiología de la COVID-19 en niños’, presentada por la jefa del Servicio de Pediatría y Enfermedades Tropicales del Hospital Universitario La Paz de Madrid y miembro del área de Neumología Pediátrica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Cristina Calvo Rey, en el marco del 53 Congreso Virtual de SEPAR.
El aumento del porcentaje de casos pediátricos de COVID-19 obedece a que cada vez se realizan más test diagnósticos a toda la población, mientras que en la primera ola se estudiaron niños con síntomas importantes. La mayoría de los casos corresponden a niños asintomáticos o con cuadros más leves que los de los adultos, que tienen una buena evolución y de los cuales solo el 1 por ciento requiere hospitalización. A pesar de ello, han surgido síndromes inflamatorios más graves pero muy infrecuentes, en niños algo mayores, que deberán ser investigados.
«Hay muchos niños con síntomas inespecíficos de la COVID-19. Ahora, al aumentar la realización de test diagnósticos, se están detectando muchos más casos en niños que son asintomáticos y que no se diagnosticaban en la primera ola, porque no se hacían tantos test», explica la doctora Calvo.
Los niños que se infectan con el coronavirus presentan cuadros más leves que los adultos, de menor duración, con menos síntomas y menor probabilidad de contagiar a otras personas. Los síntomas que tienen son cuadros febriles, catarrales o gastrointestinales. Algunos también evolucionan hacia neumonías, aunque suelen ser cuadros menos graves que los de los adultos.
La COVID-19 que evoluciona hacia una neumonía puede aparecer en todas las edades. La fiebre sin foco puede ser uno de los síntomas de SARS-CoV-2 en niños menores de 90 días, según un estudio que está ultimando la doctora Calvo junto a otros autores del estudio EPICO. En niños más mayores, a partir de los 10 u 11 años, se presentan los cuadros más graves, que se asemejan más a los de los adultos. En general, en las edades pediátricas los síntomas de COVID-19 que predominan son la cefalea, los vómitos, la linfopenia y las neumonías tienen unas características algo distintas a las de otros agentes bacterianos o virales.
«No hay que olvidar que en la época de la pandemia también ha habido neumonías en niños por otras causas, de otras etiologías distintas a las de la COVID-19. En los niños más mayores las neumonías que son por COVID-19 se parecen a las del adulto, pero por lo general, se manifiestan de forma más leve», detalla la doctora, coautora de un estudio sobre la coexistencia de varios tipos de neumonía COVID-19 y no COVID-19 en niños hospitalizados durante la pandemia y llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario La Paz y el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, que han ingresado a estos pacientes pediátricos con COVID-19.
SÍNDROMES INFLAMATORIOS MULTISISTÉMICOS EN NIÑOS
A finales de abril y en el mes de mayo, con el avance de la pandemia, también se detectaron casos en niños que cursaban con unos síndromes inflamatorios multisistémicos asociados con la infección de SARS-CoV-2 (MIS-C), más graves, y que requerían ingresos en UCI. Hasta ahora, no se han identificado factores de riesgo, signos o síntomas bien definidos que hagan pensar que la COVID-19 pediátrica vaya a evolucionar hacia estos MIS-C graves. Se han detectado en pacientes pediátricos en Estados Unidos e Inglaterra; también se han identificado casos en Francia, Italia y España. Este síndrome comparte características de la enfermedad de Kawasaki, el síndrome de choque tóxico y el síndrome de activación macrofágica.
En España, el estudio EPICO, de la Asociación Española de Pediatría, que ha estudiado diferentes aspectos del SARS-CoV-2 y cuyos resultados se han publicado en ‘Clinical Infectious Diseases’, estudió a 312 pacientes pediátricos atendidos en 49 hospitales, de los cuales 181, el 72 por ciento, fueron atendidos por causas directa o indirectamente relacionadas con la COVID-19 y un total de 31 niños de 252 fueron diagnosticados por sus médicos de MIS-C y/o la enfermedad de Kawasaki.
En estos niños se demostró mediante pruebas microbiológicas o serológicas que habían sido infectados por SARS-CoV-2. Hasta ahora no se conoce el vínculo que existe entre el SARS-CoV-2 y estos síndromes, ni su fisiopatología. Pero el estudio pone sobre aviso a los profesionales señalando que MIS-C es una afección potencialmente grave que se presenta en niños con una infección reciente por SARS-CoV-2, por lo que deben tenerlo presente y estar en alerta.
Habitualmente, los niños se contagian en un ambiente familiar y no en el colegio. «Está claro que los niños no son hipercontagiadores y contagian menos, no como ocurre en el caso de la gripe, en que la infección a menudo la transmiten los niños. Se suelen contagiar en el ambiente familiar, porque es el adulto infectado el que contagia al niño», precisa Calvo.