El Papa ha instado a la industria financiera a calcular la «deuda ecológica» acumulada por los países más industrializados y ricos con aquellos menos desarrollados. El objetivo es que así puedan «pagarla» en forma de subsidios que sufraguen los costes relativos a la implementación de un modelo económico competitivo y sostenible en sus territorios.
«La industria financiera, que se distingue por su gran creatividad, se mostrará capaz de desarrollar mecanismos ágiles para calcular esta deuda ecológica, de modo que los países desarrollados puedan pagarla», ha señalado el Papa en una carta dirigida a los participantes en las Reuniones de Primavera 2021 del Grupo del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Para el Pontífice, el pago de esa deuda se debe acometer no sólo limitando «significativamente» el consumo de energía no renovable sino también «cubriendo los costes de la innovación necesaria» para que los países más pobres puedan «promulgar políticas y programas de desarrollo sostenible».
«Estamos en deuda con la propia naturaleza, así como con las personas y los países afectados por la degradación ecológica y la pérdida de biodiversidad inducidas por el hombre», ha avisado.
En la misiva, el Papa también ha instado a la comunidad internacional a dar a las naciones más pobres y menos desarrolladas una «participación efectiva en la toma de decisiones y facilitar el acceso al mercado internacional».
El Pontífice también ha retomado la idea del «compromiso con la solidaridad económica» porque «la vida de todos es anterior a la apropiación de los bienes por parte de unos pocos». Por ello ha instado a «combatir las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales…».
Asimismo, ha elogiado los planes de recuperación de algunos países, si bien ha dejado claro que es «urgente un plan global que pueda crear nuevas instituciones o regenerar las existentes, especialmente las de gobernanza global, y que ayude a construir una nueva red de relaciones internacionales para avanzar en el desarrollo humano integral de todos los pueblos».
Por ello, ha instado nuevamente a aliviar o cancelar completamente la deuda externa de las naciones más pobres después de que el G20 pactara una nueva moratoria de los pagos de la deuda de los países más vulnerables hasta diciembre en una reunión virtual bajo la presidencia italiana. Para el Papa, propiciar la reducción de la carga de la deuda de las naciones más pobres es «un gesto profundamente humano que puede ayudar a las personas a desarrollarse, a tener acceso a las vacunas, a la salud, a la educación y al empleo».
La decisión del G-20 se enmarca en la denominada ‘Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda’, que amplió hasta diciembre de este año la moratoria del pago de la deuda para las 73 naciones más pobres del mundo, 38 de ellas africanas.