Arrimadas podría atrincherarse tras el 4M… si lo permite Villacís

El inicio del fin de Ciudadanos podría estar fechado en el 4 de mayo. El partido naranja pretende que las elecciones autonómicas no constituyan su certificado de defunción si los madrileños deciden no votar al que se ha autoerigido en árbitro de la polarizada campaña: Edmundo Bal.

El abogado del Estado no lo tiene fácil después de que Inés Arrimadas esquivase imitar a Pablo Iglesias e intentar salvar a Ciudadanos en su trinchera más complicada. La líder naranja parece no haber digerido todavía el fracaso murciano: «No hemos sido capaces de explicarlo porque se habla más del fracaso de la moción que de la corrupción del PP de Murcia».

Lo cierto es que muchas voces internas pronostican hecatombe de Cs y ni siquiera el sector crítico cree que una posible debacle conlleve la salida de Inés Arrimadas, que culpa a Albert Rivera del hundimiento del partido y al ‘riverista’ Fran Hervías del éxodo del partido en favor del PP.

Carlos Cuadrado y José María Espejo-Saavedra seguirán apuntalando a Arrimadas. Al menos hasta que sea posible. Porque una derrota en la Comunidad de Madrid y un intento de la líder de ‘salirse de rositas’ podría conllevar que la militancia liberal mire a la vicealcaldesa madrileña Begoña Villacís, que está demostrando una fidelidad a prueba de bombas y podría ser la última tabla de salvación para Cs.

CENTRISMO

Edmundo Bal ha agudizado el perfil centrista de Cs: «Nosotros exigimos reformas para mantener moderación fiscal, impulso de políticas sociales y regeneración. Es el ADN de Cs y todo el mundo sabe cuáles son las líneas naranjas. La condición es aceptar líneas programáticas naranjas. Ciudadanos es el partido que ha dirigido la Consejería Económica de la Comunidad de Madrid, y los indicadores económicos están ahí».

Sobre el PP asegura: «Ellos son el partido conservador y nosotros, el partido liberal. Los españoles lo están viendo a diario con ejemplos de actualidad: el PP vota en contra de la eutanasia en el Congreso; nosotros creemos en la libertad en mayúsculas, en la libertad individual y los derechos civiles. Ciudadanos es un partido capaz de llegar a acuerdos de Estado, pero no de repartirse el Estado con el PSOE como ha hecho el PP con la televisión pública».

El también diputado estatal afirma que Cs aporta «regeneración, políticas de fomento de la conciliación, reformas, lucha contra la corrupción y apuesta por la innovación en educación y la protección del medioambiente. Yo comprendo que algunos piensen solo en eslóganes, pero la libertad es más que un eslogan».

¿TIENE SITIO CS EN EL TABLERO ESTATAL?

Pablo Simón recordó hace unos días en La Sexta que Ciudadanos entró en el tablero político estatal gracias a su bandera antiindependentista (que hoy sostiene Vox), su proyecto regeneracionista (hoy menos valorado porque los aires políticos han cambiado para alegría de PSOE y PP) y su carácter tecnocrático.

Ciudadanos apostaba por un perfil liberal, europeísta y centrista, a pesar de que a Albert Rivera nunca le tembló el pulso para sostener al PP y PSOE en sus dos autonomías con más casos de corrupción por metro cuadrado: la Comunidad de Madrid y Andalucía.

Y ese perfil conjugaba muy bien con la tecnocracia a la que ahora parece abrazarse Bal, que se presenta como un abogado del Estado que se rebeló contra el PSOE y no está de acuerdo con que el PP pacte con una fuerza como Vox.

No parece que la cita del 4M sea propicia para mostrar un perfil tecnócrata. Aunque es cierto que Cs no tiene demasiadas alternativas al posibilitismo y la moderación. Edmundo Bal quiere distanciarse de otras fuerzas con mesura. Pero incluso los votantes centristas podrían haberse hartado del pragmatismo del partido de Arrimadas.