La mano derecha de Girauta abandona Ciudadanos a las puertas de las urnas en Madrid

Nueva baja en Ciudadanos y es de calado. La número dos por Castilla-La Mancha deja el partido y la política, al menos de forma momentánea. «No es un adiós es un hasta luego», ha afirmado Pilar Castellanos en un mensaje muy crítico sobre la actual deriva ‘naranja’.

La también presidenta de Sociedad Civil Catalana en Madrid tenía desde hace tiempo una «muesca» marcada en el calendario, pero no se le ha ocurrido mejor opción que soltar su decisión a tan sólo cuatro días de las elecciones de Madrid. Una declaración de intenciones ya que no se jugaba nada en estos comicios.

¿Por qué no esperar al 5 de mayo? No da respuesta, pero deja entrever que hay más hechos más allá del mensaje. Según ha explicado, continuará peleando por la igualdad, el respeto a la diversidad, el derecho, la unidad, a creer en un país de ciudadanos libres e iguales, como si el partido hubiera dejado de hacerlo o bien ya no sirviera para acometer estas metas. Y es que, Castellanos ha abierto los ojos y ha dejado de buscar «excusas», que se han agotado ante el cambio de rumbo tomado por los de Inés Arrimadas, quien ha tratado de fagocitar al PP y pactar al mismo tiempo con el PSOE, un doble y peligroso juego que puede derivar en la extinción del partido.

AGOTADA Y SIN EXCUSAS PARA SEGUIR EN UN PROYECTO QUE NO EXISTE

Según se desprende de las últimas votaciones, los ‘naranjas’ pierden cerca del 90% de los votos, dejando muy mermados los ingresos por subvenciones. De hecho, en el Senado han pasado de siete diputados a sólo cuatro, perdiendo por el camino más de 742.000 euros; en Cataluña mantienen grupo propio de milagro, con seis escaños frente a los 36 de 2017. En Madrid, las encuestas apuntan a una vertiginosa caída desde los 26 escaños y la amenaza más que posible de quedarse fuera de la Asamblea.

Castellanos ha dejado de creer en el proyecto. Ya no ve razón ni motivo para mantener la confianza en la actual junta directiva. Agotada de darle vueltas a la cabeza, no es que no crea en el proyecto como tal, el original, sino que el actual no lo reconoce. «No existe», ha resumido, «peor que no reconocerlo» porque eso significaría que al menos sí hay uno encima de la mesa. Aún así, deja la puerta abierta para entrar triunfante en la política. «Estoy segura de que volveremos a encontrarnos».

Estoy segura de que volveremos a encontrarnos

La también exdirigente de la formación UCIN, una escisión de críticos de Ciudadanos nacida en 2012 y que obtuvo numerosas alcaldías y concejales en las elecciones de 2015, ha recibido el apoyo de algunos de los más críticos con la actual directiva encabezada por Arrimadas. Xavier Pericay le ha mandado un «fuerte abrazo».

LOS CRÍTICOS DE CS APOYAN A CASTELLANOS

En otros mensajes, Castellanos asegura que no sabe por dónde seguir ahora su nueva etapa para regresar a la política, aunque ha utilizado el lema de Isabel Díaz Ayuso para responder a otro usuario. «Siempre libertad, siempre«, ha señalado cuando le han apuntado que «los liberales no estamos encadenados a un partido o un sindicato. Hay que seguir buscando formas de mejorar la sociedad».

Ángeles Ribes, una de las históricas de Ciudadanos en Cataluña y portavoz del partido en el Ayuntamiento de Lleida, le ha deseado verse pronto «en otro frente de la misma batalla». Otro concejal de Ciudadanos, Antonio Manresa, afirma que la decisión de Castellanos «no es fácil», mientras que José Codero, concejal de Yebes (Guadalajara), se muestra apenado «por perder tantos buenos compañeros y tantas buenas personas» como la exnúmero dos de Girauta.

También han mostrado su apoyo algunos ‘populares‘, como Miguel Rodríguez, diputado en Castilla-La Mancha, quien le ha mandado ánimos y deseado suerte en las nuevas singladuras. «Seguro que seguiremos encontrándonos«, ha afirmado antes de quedar en persona y no hablar solo por redes sociales. ¿Un guiño hacia la nueva andadura en la política? Sólo el tiempo lo dirá.

CRÍTICAS DE EXCOMPAÑEROS

Otros cargos de Ciudadanos, como Carles Campdepadrós, se han mostrado más críticos. «Creo que te pensaba que era la muleta del PP, pues no te equivocaste», le ha dedicado en redes el asesor del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y concejal en Sant Boi. Este instructor en artes marciales no se muerde la lengua a la hora de criticar, tildando de «fascista» a la actual presidenta del Parlament, Laura Borràs, mientras que Edmundo Bal, candidato a la Asamblea de Madrid, ha pedido evitar el insulto como arma política para atacar a los adversarios. También se ha hecho eco de otros insultos hacia Santiago Abascal, quien cierra la lista electoral de Vox en Madrid. «Ignorante«, «irresponsable» y le acusa de engañar a los votantes.

El concejal de Ciudadanos en Barcelona tiene una doble vara de medir y no predica con el ejemplo. Y es que, hace tan sólo dos días hizo suyas las palabras de Edmundo Bal para tratar de rebajar la tensión y el clima de crispación. «Los demócratas tenemos la obligación moral de actuar ante la escalada de tensión que amenaza con romper la convivencia». Si bien, el clima político en Cataluña es irrespirable ante los graves hechos que suceden día tras día en el Parlament, pero para denunciarlos no hay que utilizar Twitter, sino las herramientas dispuestas por la ley.

¿QUÉ HAY DE LA PAGUITA?

Las críticas a su mensaje no se han hecho esperar. «Veo que ha recibido la llamada del Geógrafo», una referencia a Fran Hervías, ex senador de Cs que ha pasado a las filas del Partido Popular. «Suerte en el PP donde la animo a seguir luchando por conservar la paguita«, han indicado uno de los críticos escocidos por este volantazo a las puertas del 4 de mayo.

Castellanos se ha dado más que por aludida cuando la comparan como a una vividora de la política. «No sé de que paguita me habla, yo solo conozco lo que recibo por mi trabajo en la empresa privada cada mes. ¿Llamada? anda y sintonice mejor». La militante de Ciudadanos ha dejado claro que «nunca» ha percibido un salario de la formación, pese a tener cargos dentro del partido. Aunque tampoco hace ascos a la hora de haber cobrado un sueldo. «Si fuera de otra forma tampoco pasaría nada, pero no es así», ha indicado.