La Fiscalía ha mantenido este viernes la petición de un año de cárcel por un delito contra la integridad moral y una indemnización conjunta de 9.000 euros por perjuicios y daños morales para los tres internautas que en octubre de 2016 publicaron mensajes ofensivos hacia Adrián, el niño de ocho años enfermo de cáncer que de mayor quería ser torero y que acabó falleciendo en 2017, en la repetición del juicio que se ha celebrado este viernes en la Ciudad de la Justicia de València y que ha quedado visto para sentencia.
La acusación particular, ejercida por el padre del niño, Eduardo Hinojosa, se ha adherido a esta petición de cárcel, mientras que la acusación popular, que representa a la Asociación Nacional de Afectados por Internet y Nuevas Tecnologías (Anfitec), finalmente pide seis meses de prisión para la mujer que en su cuenta de Facebook colgó el mensaje: «Un niño enfermo que quiere curarse para matar a herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda ya. Adrián te vas a morir». Para los otros dos acusados pide la absolución al igual que sus tres defensas.
Los tuiteros fueron absueltos por el juzgado pero luego la Audiencia estimó los recursos interpuestos por Fiscalía y las acusaciones y ordenó repetir el juicio con un magistrado distinto al que juzgó inicialmente los hechos.
El acusado que a través de sus redes sociales se quejó del gasto «innecesario» que conllevaba la recuperación del menor, cuya vida le importaba «dos cojones» porque probablemente ya estaba «siendo tratado en la sanidad pública», ha vuelto a hacer uso de su turno de última palabra para confiar en ser otra vez absuelto porque «no puede estar aquí solo por ‘un dolor en el alma'», que es lo que integra el núcleo del delito contra la integridad moral.
En su declaración, ha insistido en que colgó el tuit al enterarse, por una noticia errónea, de que el dinero de la corrida benéfica se lo iba a quedar la familia.
Además, en el turno final se ha presentado como una víctima porque pese a tratar de «enmendar el error», Fiscalía y acusación particular mantienen que no trató de pedir perdón al padre y porque el padre insiste en que su hijo se enteró cuando «no se enteró de nada».
Por su parte, el joven que escribió es «patético que defendáis a un niño que prefiere matar a un animal ojalá el Adrián mate a vuestra madre y se muera» ha vuelto a pedir disculpas al padre en su última palabra y ha insistido en su declaración que entonces tenía 18 años y no sabía lo que hacía.
La mujer, que ha sido la única en no ejercer el derecho al turno de fin de palabra, ha declarado que escribió el mensaje «en caliente» y en su «perfil privado» y que al releerlo lo borró y ha recalcado que «no tenía intención de que el menor o la familia sufriera».
Por contra, el padre del menor, que ha declarado como testigo, ha insistido en que cuando su hijo se enteró de los mensajes «se vino abajo» y «lo pasó muy mal», que su vida eran los toros, que el dinero de la corrida siempre fue para la investigación contra el cáncer y ha asegurado que «en ningún momento» ha recibido ninguna disculpa.
Tras las declaraciones, la Fiscalía ha señalado que ha quedado acreditado que el niño se enteró de los mensajes por la televisión a pesar de que sus padres trataran de protegerle y que sufrió mucho y ha recalcado que el arrepentimiento ‘a posteriori’ de los acusados, del que ha cuestionado su sinceridad, «no aporta nada».
NO HACE FALTA INTENCIÓN PARA COMETER DELITO
Además, recalca que los acusados admiten los hechos y que no hace falta tener intención de hacer daño para cometer el delito. El abogado del padre –que en el primer juicio calificó los hechos como delito de odio con la petición de tres años de prisión para dos de ellos y dos para el tercero– finalmente se ha adherido a la petición de Fiscalía.
Por su parte, la acusación popular –que en el anterior juicio acusó a dos de los procesados por delito de odio– solo mantiene y «con duda» la acusación para la mujer por un delito contra la integridad moral porque aunque su mensaje fue «repugnante y socialmente rechazable» ha dudado de que la vía penal sea la adecuada para reparar el daño. Además, justifica la solicitud de reducción de la pena en que se arrepintió y borró el mensaje y tampoco trató de hacerlo viral.
Las defensas, que han criticado «la sobreactuación» del padre, mantienen que «no hay base legal» de condena porque en la declaración que realizó ante la policía 11 días después de los hechos afirmó que su hijo «seguía ajeno a la atención mediática» porque habían «conseguido mantenerlo al margen» y por tanto «si no sufrió, no hay quebrantamiento contra la integridad moral».