Este es el «plan B» del PSOE para forzar al PP a renovar el CGPJ

El PSOE tiene varias estrategias para conseguir el objetivo fundamental de 2021-2022: renovar el Consejo General del Poder Judicial. Los socialistas saben que si el líder del Partido Popular,  Pablo Casado, se enroca hasta las próximas elecciones, el escenario para elegir a los vocales y al presidente del Tribunal Supremo será muy diferente. Casado quiere aguantar porque no confía en Pedro Sánchez y porque quiere tener más fuerza en el Congreso para condicionar la renovación del CGPJ, pero el PSOE utilizará todas sus armas para presionar al líder popular para que ceda. Primero, los socialistas cuentan con la UE para presionar al PP, pues el Consejo lleva en funciones desde diciembre de 2018. Y segundo, el PSOE ya ha movido sus hilos en Juezas y Jueces para la Democracia para que exijan a Carlos Lesmes (presidente del Supremo) que dimita para forzar la renovación. Y en este sentido, la ministra de Defensa, Margarita Robles, tiene mucho que decir (y hacer).

La UE, efectivamente, ayuda, pero a Casado le resbala. Sacar a relucir un par de comunicados en el que se recuerda a España que es necesario abordar y respetar la renovación de los órganos judiciales sirve, pero poco. El PSOE espera que haya llamadas, que se hagan declaraciones públicas y que se deje en evidencia a un partido que no está jugando limpio. Casado quiere renovar el Consejo, sí, pero después de las elecciones para tener mayor peso parlamentario, tal y como indican las encuestas que pasará. El problema es que esta decisión no es limpia, porque básicamente rompe las reglas del juego. ¿Qué pasaría si el PSOE se enroca como Casado tras las elecciones? Que Lesmes seguiría en funciones in aeternum.

El PSOE confía en que la UE tiene capacidad de presión, pero empieza a darse cuenta de que no será suficiente para hacer pasar por el aro a Casado

El PSOE confía en que la UE tiene capacidad de presión, pero empieza a darse cuenta de que no será suficiente para hacer pasar por el aro a un Casado que le ha cogido el gusto a no ceder ni a ponerse de acuerdo con su principal rival. Es por eso que Sánchez se ha buscado un plan B en el que Margarita Robles tiene un papel muy activo.

La titular de Defensa tuvo durante muchos años el control de Juezas y Jueces para la Democracia. De hecho, su control era tan férreo que a más de un magistrado proclive a la doctrina de Robles entraba en un nutrido grupo conocido coloquialmente en el Consejo como el de los «margaritos». Cuando venía un «margarito» a pedir algo, todos sabían quién y por qué estaba detrás. Pues bien, que ahora esta asociación de jueces y juezas haya pedido al presidente del Tribunal Supremo que dimita no es baladí. Quien está detrás, según fuentes del PSOE, es la propia Robles haciendo un servicio a un desesperado presidente del Gobierno que quiere renovar el Consejo cuanto antes para evitar que Casado se salga con la suya.

Son estos mismos «margaritos» los que han pedido a Lesmes que dimita llevando al CGPJ a una situación insostenible que fuerce al PP a pactar. Para la asociación, «es insostenible el mantenimiento del Consejo en funciones»; razón por la que consideran que ante situaciones desesperadas hay que tomar medidas desesperadas. Sin embargo, esta petición de los «margaritos» no parece estar muy meditada, pues el Tribunal Supremo no se debe quedar sin presidente. Pero en cualquier caso, parece que le PSOE tiene la mano muy larga y llega a tocar algunos sectores que pocos se esperaban.

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Esta propuesta que tiene el sello del PSOE por todos lados es un plan B que aún no ha visto todo su esplendor. El partido en el Gobierno espera que la idea de que Lesmes dimita cale lo suficiente como para que el presidente del Tribunal Supremo se sienta presionado. Todo es por forzar al PP a que haga lo que dicta la Constitución, pero el problema es que el partido de Casado ha aprobado en una reunión de la cúpula que no pactarán la renovación del CGPJ porque han perdido toda la confianza en Sánchez. El problema llegaría si Casado cambia de idea cuando consiga un puñado de parlamentarios más tras las elecciones.

El Consejo General del Poder Judicial lleva en funciones desde diciembre de 2018 y la propia cúpula ha pedido en más de una ocasión al Gobierno y a la oposición que se pongan de acuerdo para renovarlo. Ellos son los primeros interesados en que se cumpla la Constitución, sin embargo, el enroque de Casado ha dejado a todos los jueces en stand by durante más de dos años y medio y no parece importarle lo más mínimo a nadie.

El PSOE ha puesto toda su maquinaria a funcionar desde que invistieron a Sánchez pero no parece ser capaz de cerrar la renovación. La cerraron aparentemente en un primero momento vía Whatsapp, pero Casado se echó atrás en el último momento. Ahora, tras casi tres años en funciones, el presidente del PP entiende que es mejor esperar a las elecciones que dar un paso adelante. En este sentido, la concesión de los indultos a los líderes del procés vino como agua de mayo a los intereses populares.