El Papa ha expresado su «cercanía» a los afectados de las inundaciones en el municipio de Ecatepec, en el central Estado de México, y en especial a los enfermos y familiares de los fallecidos en el hospital tras el desbordamiento del río Tula el pasado 7 de septiembre.
Francisco ha recordado la inundación tras el rezo del ángelus dominical en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Debido al desbordamiento del río Tula fallecieron 14 pacientes por la inundación en el Hospital General de Zona Número 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el estado de Hidalgo.Las torrenciales lluvias provocaron graves inundaciones en Hidalgo, pero también en localidades del Estado de México como Tultitlán, Naucalpan, Ecatepec y Coacalco. En un mensaje difundido por su cuenta de Twitter, el papa publicó un mensaje en el que reiteró sus palabras.
Durante la catequesis, Francisco se ha hecho eco de las palabras del evangelio en las que Jesús dice «si alguno quiere ser el primero, debe ser el último de todos y el servidor de todos» y ha recordado que «el valor de una persona ya no depende del papel que juega, del éxito que tiene, del trabajo que hace, del dinero en el banco; no, la grandeza y el éxito, a los ojos de Dios, se miden por el servicio. No por lo que tienes, sino por lo que das».
Francisco ha reconocido que «hoy en día la palabra servicio está un poco descolorida, desgastada por el uso». Sin embargo, ha dicho que en el Evangelio «tiene un significado preciso y concreto. «Servir no es una expresión de cortesía: es hacer como Jesús, quien, resumiendo su vida en pocas palabras, dijo que vino ‘no para ser servido, sino para servir'», ha señalado Por tanto, el Papa ha subrayado que para seguir a Jesús se debe seguir el camino que él mismo trazó, el camino del servicio».
«Nuestra fidelidad al Señor –ha continuado el Papa– depende de nuestra disposición a servir. Esto a menudo cuesta, ‘sabe a cruz’. Pero, a medida que crece el cuidado y la disponibilidad hacia los demás, nos volvemos más libres por dentro, más como Jesús. Cuanto más servimos, más sentimos la presencia de Dios».
Por otro lado, Francisco ha apuntado que «sobre todo cuando se sirve a los que no tienen que devolver, a los pobres, abrazando sus dificultades y necesidades con tierna compasión, allí se descubre que el.hombre a su vez amado y abrazado por Dios. «Acogiendo a los marginados, desatendidos, damos la bienvenida a Jesús, porque Él está allí. Y en un pequeño, en un pobre a quien servimos, también nosotros recibimos el tierno abrazo de Dios», ha concluido.