Los gases que emanan del volcán de Cumbre Vieja que está en pleno proceso eruptivo desde el pasado domingo en La Palma pueden ser muy tóxicos para la salud humana y más aún cuando la lava contacte con el agua salada del mar, según informa eltiempo.es, al tiempo que el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus prevé que estos gases se transporten por la atmósfera y lleguen a la Península e incluso al resto del continente.
Estos gases, fundamentalmente de dióxido de azufre (SO2), se irán desplazando por la atmósfera y avanzarán hacia la Península y a través del Mediterráneo, de acuerdo con el servicio de monitorización de Copernicus, que precisa que se trasladarán por el norte de África, fundamentalmente por Sáhara Occidental, Marruecos, Argelia, Libia y Egipto y llegarán a Baleares, sur de Francia, Córcega, Cerdeña, sur de Italia y Sicilia, donde a su vez el volcán Etna ha entrado en erupción.
Según los modelos de predicción atmosférica, eltiempo.es pronostica que se producirá un transporte de ese gas hacia el sureste peninsular y las Islas Baleares y en menor medida, hasta Cataluña. Además también en el resto de la Península podrá aumentar la concentración de este gas el viernes.
Desde eltiempo.es apuntan que las cenizas del volcán también pueden llegar hasta otras islas del archipiélago y que los gases que emanan de la Cumbre Vieja pueden ser dañinos para la salud humana, la de los animales e incluso para la vegetación. Estos gases salen directos de las fisuras y las bocas del volcán y otros se forman cuando la lava entra en contacto con el agua del mar.
La meteoróloga de eltiempo.es Mar Gómez explica que los volcanes, además del inofensivo vapor de agua, pueden emitir importantes cantidades de dióxido de carbono, dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno y haluros de hidrógeno. «El CO2 puede convertirse en un gas letal», alerta, porque el dióxido de carbono frío es más pesado que el aire, puede fluir hacia zonas bajas y alcanzar concentraciones mucho más altas en ciertas condiciones atmosféricas muy estables. Por ello, aconseja evitar las pequeñas depresiones y las zonas más bajas, porque podrían convertirse en «verdaderas trampas mortales».
El dióxido de azufre es incoloro pero su olor acre irrita la piel, los tejidos y las mucosas de los ojos, la nariz y la garganta. A ese nivel de la atmósfera terrestre, se convierte en aerosoles de sulfato que reflejan la luz solar y juegan un papel importante en la destrucción de ozono.
Por otro lado, el tiempo.es añade que el sulfuro de hidrógeno es un gas inflamable e incoloro con un olor fuerte y desagradable. En proporciones de mezcla superiores a aproximadamente 0.01%, el H2S se vuelve inodoro y muy tóxico, lo que causa irritación del tracto respiratorio superior y, durante una exposición prolongada, edema pulmonar. La exposición a 500 partes por millón de este gas puede hacer que una persona pierda el conocimiento en 5 minutos y muera en una hora o menos.
Asimismo, cuando el magma asciende cerca de la superficie, los volcanes pueden emitir halógenos de flúor, cloro y bromo, que se disuelven rápidamente en las gotas de agua dentro de las columnas volcánicas o en la atmósfera, donde potencialmente pueden causar lluvia ácida.
POSIBILIDADES DE LLUVIA ÁCIDA
La lluvia ácida es una precipitación con un pH más ácido de lo normal. Es precisamente el pH del agua pura (7) el valor que se toma como referencia: si el pH es inferior a 7 será ácido y, si es superior, básico. La lluvia normalmente tiene un pH en el rango 5,0-5,5 (levemente ácido). Se podrá considerar lluvia ácida si el pH es inferior a 5.
Como la erupción volcánica de la isla de La Palma ha supuesto un aumento muy destacado de la concentración del dióxido de azufre (SO2), gas que puede generar lluvia ácida en caso de que se produzcan precipitaciones.
De este modo, de acuerdo con la predicción de el tiempo.es, es probable que en las precipitaciones que se produzcan en las próximas horas la lluvia sea ligeramente más ácida de lo habitual con un pH algo más bajo, pero no espera que la mayor acidez de lluvia de los próximos días pueda suponer ningún riesgo para nuestra salud y tampoco la concentración atmosférica de SO2 en los niveles cercanos a la superficie.
Por último, apunta que las lluvias ácidas prolongadas durante un largo periodo de tiempo sí que pueden suponer alteraciones químicas y biológicas de los ecosistemas así como daños en la vegetación y en los materiales expuestos.